El Gobierno de Estados Unidos ha advertido este miércoles en público al Gobierno británico sobre las consecuencias que puede tener la celebración de un referéndum sobre el papel de Reino Unido en la Unión Europea y el riesgo de que una consulta de ese tipo acabe llevando a los británicos fuera de Europa. La advertencia ha sido lanzada en Londres por un político poco conocido a este lado del Atlántico, Philip Gordon, pero tiene especial significado que haya sido él porque, como viceministro para Asuntos Europeos, es el responsable de la Administración del presidente Barack Obama en sus relaciones con la Unión Europea.
Gordon, que se ha entrevistado en Londres con el secretario de Estado británico para Europa, David Lidington, lanzó su advertencia en un encuentro con periodistas en la embajada estadounidense. “Tenemos una creciente relación con la UE como institución con creciente voz en el mundo y queremos ver a Gran Bretaña como una voz potente en esa UE”, declaró Gordon. “Eso es del interés de Estados Unidos. Damos la bienvenida a una Unión Europea con la mirada puesta en el exterior y con Gran Bretaña dentro de ella”, añadió.
El alto cargo estadounidense acabó poniendo el dedo en la llaga cuando advirtió de los peligros de convocar un referéndum sobre la UE como planea el primer ministro británico, el conservador David Cameron. Aunque precisó que no quiere interferir en los asuntos internos británicos, Gordon advirtió contra la tendencia de la UE a “mirar hacia dentro” y perderse en debates institucionales y, específicamente, señaló que “los referéndums hacen a menudo que los países se ensimismen con miradas internas”.
El presidente Obama ya había advertido hace unos días en privado a Cameron sobre las consecuencias que tendría para Reino Unido una eventual salida de la Unión Europea. Las palabras de Gordon, que sin duda no han sido ni casuales ni precipitadas, son interpretadas por los analistas como un paso más en esas presiones al convertirlas en algo público y en boca de un miembro del Gobierno. Es, opinan muchos, un mensaje público de que la llamada “relación especial” entre Londres y Washington se deteriorará si los británicos abandonan la UE.
“En síntesis, le están diciendo a Reino Unido, ‘chicos, estáis solos’. Hay en ello un elemento de anticipación y está claro que su objetivo es que esas declaraciones tengan una gran repercusión”, opinó Jacob Kirkegaard, presidente del Peterson Institute for International Economics, citado por el diario Financial Times.
Y la repercusión que busca Washington es influir en David Cameron, que se espera que en los próximos días o semanas pronuncie por fin su esperado discurso sobre su visión del futuro de Europa y el papel que ha de jugar Reino Unido. Cameron, que nunca ha sido capaz de marcar la agenda política en la cuestión europea y ha ido siempre a remolque de las presiones de los euroescépticos, parece carcomido por las dudas. Su plan es negociar un gran paquete de renacionalización de políticas cuya soberanía ha sido cedida a Bruselas y someter ese acuerdo a referéndum.
Pero ese proyecto es visto por muchos como una forma abrir la puerta de salida para que Reino Unido abandone la UE porque no está claro que Londres pueda en la práctica cambiar sustancialmente su relación con Europa, lo que puede acabar favoreciendo al voto negativo en ese referéndum. El último que ha advertido de ese peligro es el empresario Richard Branson en una entrevista en el FT.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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