El deslizamiento de El Salvador hacia el modelo chavista, de la mano del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), con la ayuda del petróleo venezolano, se ha convertido en una de las prioridades internacionalistas del Gobierno de Nicolás Maduro. Las elecciones presidenciales que en medio año se celebrarán en El Salvador pueden suponer su integración en el ALBA, la organización de países de izquierda populista impulsada por el difunto Hugo Chávez.
Salvador Sánchez Cerén, actual vicepresidente y candidato del FMLN en las presidenciales del próximo mes de febrero, ha negado que el petróleo venezolano esté ayudando su campaña. El partido opositor, Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), cuyo candidato es Norman Quijano, hasta ahora alcalde de San Salvador, denuncia las ventajas económicas que obtienen los dirigentes del FMLN del petróleo en generosas condiciones que facilita Caracas. La oposición cree que desde Venezuela también se ayuda a la candidatura de Antonio Saca, que fue el anterior presidente como candidato de ARENA, con el fin de dividir el electorado de este partido y facilitar la elección Sánchez Cerén. Este es más radical que el actual jefe del Estado, su correligionario Mauricio Funes.
De acuerdo con documentos obtenidos por ABC, los dirigentes del FMLN han estado pagando la deuda petrolera contraída con PDVSA, la compañía nacional de petróleo venezolana, con cargamentos de café entregados a un precio por encima del del mercado, lo que da margen para operaciones encubiertas.
Así, según un acuerdo de compensaciones de 2012, Alba Petróleos de El Salvador –empresa mixta creada entre PDV Caribe (filial de PDVSA) y Enepasa (constituida por municipalidades gobernadas por el FMLN)– finiquitó en enero de 2010 su deuda a largo plazo de 2008 con la entrega en septiembre de 2009 de 43.725 quintales de café verde, a 159,5 dólares por quintal. En noviembre de 2010 finiquitó la deuda de corto plazo relativa a 2009 y 2010 con envíos en mayo y junio de 2010 de un total de 27.225 quintales de café, a 165,1 dólares por quintal. El precio pactado fue superior al promedio que se pagaba en el mercado nacional de El Salvador (131 dólares por quintal en 2009, y 144 en 2010), según consta en las tablas del Consejo Salvadoreño del Café.
Esos envíos sirvieron para pagar la recepción durante ese periodo de crudo y derivados del petróleo venezolano por valor de 14,2 millones de dólares (por el total de 70.950 quintales de café remitidos se fijó un precio de 11,4 millones; la diferencia se saldó con entrega de dinero efectivo). La factura de 14,2 millones de dólares queda muy por debajo de los 95 millones que, según cabría deducir de las cifras públicas de PDVSA –asegura que envía dos mil barriles diarios a El Salvador–, correspondería a los suministros de 2009 y 2010.
Las cuentas de Alba Petróleos de El Salvador son muy opacas. La empresa mantiene su negativa a dar a conocer públicamente su informe de ganancias, y eso que maneja dinero público, invertido por las municipalidades gobernadas por el FMLN (con uso de fondos públicos que la ley no permite destinar a fundar empresas). Especialmente beneficia a los alcaldes de ese partido, que en sus municipio venden gasolina a bajo precio, lo que les ayuda a ganar apoyo electoral. Alrededor de la empresa, además, se están creando otra serie de iniciativas, como Alba Medicamentos, Alba Transporte, Alba Gas, Alba Fertilizantes…
Facilidades del Estado
La Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) de El Salvador ha denunciado las facilidades que está dando el Estado salvadoreño para que esas sociedades penetren en el mercado nacional en detrimento de los demás competidores. «Esos son recursos de un Gobierno para controlar un país. Cuando viene el dinero del Gobierno de Venezuela, que lo manda a este país en condiciones de regalo, y el fin de ese dinero es generar un clientelismo político a través de ALBA, se está haciendo injerencia política en el país», manifestó recientemente el presidente de ANEP, Jorge Daboub.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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