Tomando una clara implicación en el conflicto sirio, Israel atacó este domingo, por segunda ocasión en tres días, un objetivo militar en Siria, según denunciaron los medios oficiales del régimen de Bachar El Asad. El objetivo principal fue, según los grupos opositores, el Centro de Investigaciones y Estudios Científicos del Ejército sirio en la localidad de Jamraya, donde además se encuentra un almacén de armamento. Israel no se ha hecho responsable formalmente de la operación.
Fuentes de la inteligencia norteamericana consideran que el objetivo era del mismo tipo que el ataque del viernes de madrugada: un cargamento de misiles iraníes, modelo Fateh-110, que iban a ser enviados a la milicia chiíta Hezbolá, que controla el Gobierno de Líbano y es enemiga declarada de Israel. Esos misiles, producidos en Irán, tienen un rango de hasta 250 kilómetros, ubicando a buena parte de Israel dentro del alcance de un posible ataque de Hezbolá.
“Varias explosiones golpearon la zona de Al Hamah en Damasco el domingo”, dijo la agencia oficial de noticias siria, Sana. “La información inicial indica que las explosiones tuvieron lugar en Jamraya y se dirigieron contra el Centro de Investigación Científica, provocando víctimas. Esas informaciones también indican que estas explosiones han sido causadas por ataques de Israel con misiles”, añadió.
Esa agencia opina que la operación demuestra “la implicación directa de la entidad sionista” en el conflicto sirio, que dura ya más de dos años, y que se ha cobrado más de 70.000 vidas, según un recuento de la Organización de Naciones Unidas. Añade que “hay lazos entre los grupos terroristas armados y los complots israelíes, respaldados por Estados occidentales, regionales y del Golfo”.
El ministerio de Exteriores sirio envió este domingo una carta por vías oficiales al Consejo de Seguridad de la ONU en la que se quejó de “la agresión israelí” que, según dijo, provocó “destrucción generalizada”. Tras la operación, el Gobierno de El Asad ve un “apoyo militar directo a los grupos terroristas”, según recoge la misiva, en la que emplea el término habitual del régimen para referirse a todos los opositores. En una entrevista en la cadena de televisión CNN, el viceministro sirio de Exteriores, Faisal al Mekdad, dijo que el ataque supone "una declaración de guerra” por parte de Israel.
Según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, “los residentes de la zona de Qudesia dijeron haber visto aviones en el cielo justo en el momento de las explosiones en el Centro de Investigaciones y Estudios Científicos y en los depósitos de armas en las zonas de Jamraya y Al Hama”. En esa zona cercana a la capital se encuentras numerosas instalaciones militares.
Israel ha atacado Siria en tres ocasiones desde enero, siempre para evitar transferencia de armamento a la milicia libanesa Hezbolá. Para ello ha penetrado normalmente en el espacio aéreo de Líbano
Ese mismo centro de investigación militar fue ya atacado por Israel en enero. Entonces, el objetivo fue un cargamento de misiles antiaéreos SA-17, fabricados en Rusia y que, según sospechaba también el Gobierno norteamericano, se dirigían de Damasco a Líbano, para ser entregados a la milicia Hezbolá. Entonces, como en los dos ataques más recientes, las Fuerzas de Defensa de Israel evitaron confirmar o pronunciarse abiertamente sobre la operación.
En la cúpula militar de Israel preocupa seriamente la transferencia de armas, como esos misiles, que puedan neutralizar una posible operación de su Fuerza Aérea sobre Líbano. El régimen de El Asad tiene en los grupos que gobiernan Líbano e Irán, ambos chiítas, a sus dos únicos aliados en la zona, y con ellos ha conformado tradicionalmente un sólido eje de oposición a Israel, que ahora se ve amenazado por la revuelta interna en Siria, impulsada principalmente por milicias suníes.
“Siria tiene un papel importante en el frente que Irán ha construido”, dijo el domingo por la mañana Amos Yadlin, exjefe de inteligencia de las Fuerzas de Defensa de Israel. “Irán está poniendo a prueba la determinación de Israel y de EE UU respecto a los límites marcados, y lo que ahora ve en el caso de Siria es que al menos algunos de esas partes se toman los límites marcados seriamente”, añadió, en una entrevista en la radio del Ejército.
En la madrugada del viernes, la Fuerza Aérea de Israel atacó varios puntos del aeropuerto internacional de Damasco donde Siria almacenaba los misiles iraníes tierra-tierra Fateh-110, que se hallaban en tránsito hacia Líbano. Aquel mismo mes, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dijo que sus opciones en Siria están “entre lo malo y lo peor”, es decir, entre el régimen de El Asad y grupos opositores sunitas que han jurado lealtad a Al Qaeda y podrían lanzar ataques también contra Israel.
Israel desplegó este domingo dos baterías del escudo de misiles conocido como Cúpula de Hierro en el norte del país, en las localidades de Haifa y Safed, cerca de la frontera con Líbano. En los pasados días, aviones israelíes penetraron repetidamente en el espacio aéreo de Líbano, según diversos oficiales del Gobierno de ese país. Las dos operaciones contra Siria se efectuaron también entrando en ese espacio aéreo, algo que ha provocado protestas formales desde Beirut.
El presidente libanés, Michael Suleiman, dijo el viernes, en un comunicado, que hace responsables de esas violaciones “al Consejo de Seguridad de la ONU, a la ONU y a las naciones poderosas por las actividades de Israel”. “Esas infracciones [del espacio aéreo libanés] son un intento de hacer tambalear la estabilidad de Líbano y son una continuación de las políticas enemigas de amenazar a Líbano”, añadió.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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