Samantha Cameron, la mano que mueve los hilos de la política británica

Samantha Cameron, la mujer del primer ministro británico David Cameron, podría ser la principal razón detrás del empeño del primer ministro británico de intervenir en el conflicto en Siria. Aunque ella, embajadora de la organización «Save the Children», en lugar de armar a los sublevados prefiere el envío de ayuda humanitaria. Gran Bretaña, que se había mostrado reticente, al igual que sus socios europeos, a suministrar armamento a los rebeldes sirios, defiende en las últimas fechas el envío de ayuda militar a los rebeldes sirios. En un principio todo indicaba que la nueva postura tomada por Downing Street, patente en la pasada cumbre del G-8 en Irlanda del Norte, obedecía a la decisión de Estados Unidos de comenzar el envío de armas ligeras a los combatientes contrarios al régimen. Sin embargo, el verdadero motivo que empuja a Cameron a seguir los pasos de Obama, para enfado de Vladimir Putin, podría encontrarse mucho más cerca. Y es que según informan varios medios británicos, la mano de Samantha estaría detrás de varias de las acciones que el gobierno del Reino Unido lleva a cabo en la zona. De hecho, el país anglosajón ya ha destinado más de 400 millones de euros en alimentos, medicinas y otros productos enviados a campos de refugiados en los países colindantes y se esfuerza por convencer a la UE de la necesidad de intensificar su implicación en Siria. La procupación de la consorte del «premier» por el conflicto procedería de una visita que esta rindió, el pasado mes de marzo, a un campamento en el Líbanoen el que se alojan víctimas del conflicto. La empresaria quedó muy impactada tras escuchar de primera mano a algunas de las víctimas, en su mayoría menores de edad. Política exterior... e interior No obstante, parece que no es la primera vez que David Cameron pregunta en casa antes de tomar una decisión política. Como ya contó ABC, hace unas semanas conocimos que una empresa inmobiliaria propiedad del padre de Samantha, y de la que ella tiene una pequeña participación, se beneficiaría de un cambio en la legislación que permitiría a la compañía adjudicarse un plan de desarrollo urbanístico que asciende a casi 27 millones de euros. Sin embargo, desde el ejectutivo se apresuraron a señalar que la participación de la primera dama británica en el citado grupo era tan reducida que no consideraron necesario declararla cuando los Cameron se instalaron el 10 de Downing Street. Lissette Garcia RosasSinEspinas