Un grupo de terroristas irrumpió en torno a las diez de la noche de ayer (hora afgana) en el hotel Intercontinental de Kabul, uno de los más frecuentados por extranjeros en la capital afgana, en un ataque planeado que fue respondido por las tropas de la OTAN y que se ha saldado con 18 muertos y alrededor de 12 heridos. Entre los fallecidos hay un piloto civil español, que trabajaba para una línea aérea afgano-turca y que estaba en Kabul haciendo una escala.
Según han confirmado fuentes oficiales afganas, los terroristas accedieron al hotel a través de uno de los jardines, situado en la parte trasera del establecimiento, mientras muchos de los huéspedes se encontraban cenando. Los talibanes irrumpieron disparando indiscriminadamente y haciendo explotar explosivos en el interior del edificio. Iban armados con granadas de mano, lanzagranadas y AK-47.
El ataque fue respondido por unidades de la policía y el ejército afganos, y poco después, con refuerzos de la OTAN, en una operación en la que han intervenido dos helicópteros y que ha durado cinco horas. La operación se ha saldado con la muerte de todos los integrantes del comando (que varía entre cinco y ocho, según las fuentes), incluidos los tres últimos, que se habían atrincherado en la azotea del edificio, y un número de víctimas civiles de entre diez y once, entre ellos, policías afganos y huéspedes del hotel. Tras la operación, las fuerzas de la OTAN han registrado el hotel habitación por habitación para reforzar la seguridad.
El jefe de policía de Kabul, Ayub Salangi, declaró a la BBC que uno de los atacantes logró sobrevivir el asalto escondido en una habitación del hotel y que fue aquí donde detonó los explosivos que llevaba adosados en un chaleco, provocando la muerte de dos oficiales de policía y el piloto español, además de herir a tres personas más, en torno a las siete de la mañana hora local (4.30 hora española).
Tim James, portavoz de la ISAF, ha declarado a la agencia AFP que los tres talibanes que fueron abatidos por los helicópteros de la OTAN llevaban puestos chalecos con material explosivo. "Tenemos informes que dicen que hubo un número de explosiones causadas por los insurgentes detonadas por ellos o los helicópteros que provocaron las detonaciones de los chalecos suicidas", ha dicho James.
Algunos de los terroristas, según el testimonio de uno de los recepcionistas del hotel que pidió no ser identificado citado por Reuters, llevaban reproductores de cinta de casetes en los que sonaban canciones de guerra talibanes. Muchos huéspedes, según esta misma fuente, presas del pánico, saltaron por las ventanas desde el segundo y tercer piso, en un intento de escapar al tiroteo.
Última voluntad
Uno de los huéspedes, el ciudadano estadounidense Saiz Ahmed, que está en Kabul por un proyecto de doctorado, ha hablado con la CNN cuando ha abandonado el hotel por la mañana. "Estoy seguro de que ninguno de los que estábamos aquí pensábamos que íbamos a sobrevivir", ha dicho. Ahmed ha relatado cómo se quedó tirado en el suelo, con la habitación a oscuras, durante más de cinco horas, escuchando los disparos y las explosiones ocasionales. "Incluso he llegado a escribir una pequeña última voluntad", ha dicho. "Por si acaso".
El ministro del interior afgano, Gen Besmellah, se ha desplazado al lugar de los hechos para supervisar las operaciones y mantener informado al presidente Hamid Karzai.
El hotel, de seis plantas y con varios controles de seguridad por ser uno de los más frecuentados por autoridades y extranjeros, está situado en una colina en el oeste de la ciudad y es utilizado con frecuencia para conferencias y grandes acontecimientos. Fue levantado, en 1969, por el grupo hostelero InterContinental Hotels Group, pero desde 1979 opera de manera independiente, aunque mantiene el nombre y el logo. La zona, en la que se ha cortado la electricidad, está acordonada por la policía, según cuenta el corresponsal de la BBC en el país.
Un portavoz talibán, Zabihullah Mujahid, ha reivindicado el ataque y ha asegurado que el objetivo era una reunión entre miembros del Gobierno afgano y funcionarios occidentales para tratar temas de seguridad que estaba prevista en el hotel. Mujahid explicó a través de un email a la cadena de televisión estadounidense CNN su propia versión de los hechos: que los atacantes entraron en el establecimiento después de matar a los guardias de seguridad de la entrada. "Uno de los atacantes nos dijo por teléfono que están en el lobby buscando huéspedes dentro de sus habitaciones, derribando las puertas", dice el email.
Sin embargo, varios oficiales de Interior y Defensa explicaron a la BBC que el ataque tiene la marca de la red Haqqani, un grupo muy cercano y aliado a los talibanes pero que opera de manera independiente.
El Ejecutivo estadounidense ha condenado el atentado y ha asegurado, en un comunicado, que el ataque demuestra "una vez más el desprecio de los terroristas por la vida humana".
El ataque se produce menos de una semana después de que EE UU anunciara el comienzo de la retirada de sus tropas en Afganistán, al tiempo que otros países que participan en la misión de la OTAN en el país están presentando también su calendario de repliegue, lo que hace temer un aumento de la violencia.
El pasado domingo, más de 60 personas perdieron la vida en otro ataque contra un hospital de la localidad de Azra, situada al este del país.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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