Ciudad de México — El despido de una prominente periodista de una radiodifusora generó un debate sobre la libertad de expresión en México y acusaciones de que el gobierno aún mantiene control sobre los medios de comunicación.
Carmen Aristegui dijo el miércoles que la despidieron por negarse a disculparse por sus comentarios emitidos el viernes en referencia al señalamiento de un legislador sobre un presunto alcoholismo del presidente Felipe Calderón.
Aristegui consideró que la acusación era grave y que Calderón debería responder al cuestionamiento, aunque el legislador no presentó evidencia.
Algunos funcionarios de la Presidencia habían dicho que tales rumores no merecen una respuesta, pero el secretario particular de Calderón, Roberto Gil, defendió el miércoles al mandatario en una breve conferencia de prensa.
Gil dijo que, el año pasado, Calderón asistió a 1.779 actos públicos, más o menos siete al día.
“Durante los cuatro años de su administración, nunca ha faltado a actividad alguna por motivos de salud”, dijo. “Este ritmo de actividades es la mejor expresión de su buen estado de salud, de su fortaleza física y de su entereza”.
La empresa MVS anunció el lunes el cese de Aristegui bajo el argumento de haber “transgredido” el código ético al dar “por válida una presunción” y negarse a ofrecer una disculpa pública como le solicitó la propia compañía.
“Un hecho así sólo es imaginable en las dictaduras que nadie quiere para México: castigar por opinar o cuestionar a los gobernantes”, dijo en conferencia de prensa la periodista, quien también conduce un programa nocturno en CNN en Español.
Algunos periodistas dicen que la libertad de expresión es complicada porque la publicidad que compra el gobierno es una fuente importante de ingresos para muchas publicaciones, y la podría utilizar para influir.
Aristegui dijo que su despido fue un acto autoritario. Señaló que MVS se encuentra bajo presión porque está en espera de que su concesión de radio sea renovada por el gobierno federal.
MVS no devolvió una llamada telefónica hecha el miércoles en busca de declaraciones.
Un funcionario del despacho de Calderón negó que la Presidencia haya pedido una disculpa e insistió en que ésta no tuvo nada que ver con el cese de Aristegui.
La Presidencia mexicana calificó de “falsas” las especulaciones de presiones por parte del gobierno federal que, aseguró, es respetuoso de la libertad de expresión.
“La Presidencia de la República rechaza haber tenido cualquier participación en la salida de la periodista Carmen Aristegui de MVS”, señaló en un comunicado horas después de las afirmaciones de la propia periodista de que su despido fue por presiones.
Sin hacer mención específica a la concesión de MVS, la Presidencia afirmó que cualquier decisión en materia de telecomunicaciones se toma con “transparencia y estricto apego a la ley, sin ninguna otra consideración más que la concordancia con los principios de cobertura, convergencia y competencia”.
Aristegui abordó el viernes en su programa radial la sesión de la Cámara de Diputados del día anterior, la cual fue suspendida luego de que el diputado Gerardo Fernández Noroña, del opositor Partido del Trabajo, colocó en la tribuna una manta con una fotografía de Calderón y las preguntas: “¿Tú dejarías a un borracho conducir tu auto? ¿No, verdad? ¿Y por qué lo dejas conducir el país?”.
La periodista dijo el miércoles que no piensa disculparse.
“En este momento no sólo no rectifico y no me disculpo, porque no hay nada que disculpar, sino por el contrario, ratifico que la Presidencia de la República se manifieste al respecto”, señaló.
La organización Reporteros Sin Fronteras dijo que la incapacidad de MVS para explicar su decisión “alimenta la hipótesis de que se debió a presión política, incluso a censura”.
Pero algunos periodistas mexicanos no están del lado de Aristegui.
En una columna publicada el martes, Ciro Gómez Leyva, director editorial adjunto del periódico Milenio, dijo que las acusaciones de que Calderón tiene problemas de alcoholismo son rumores infundados creados por legisladores “mediocres” del Partido del Trabajo, uno o dos columnistas y usuarios maliciosos del servicio de mensajes Twitter.
Gómez Leyva, señalado por críticos como allegado al poder, no mencionó a Aristegui por su nombre, pero la criticó implícitamente y dijo que su publicación no hubiera escrito una nota sobre las acusaciones.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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