Cuando todos los comentaristas locales daban por descontado que el ex analista de la NSA Edward Snowden se había decantado por la oferta hecha por el presidente nicaragüense Daniel Ortega, el gobierno de Venezuela informó que ha recibido la petición de asilo que con tanta insistencia ofreció la semana pasada. Que se haya considerado a este país como un posible destino supone el primer gran golpe de opinión para el presidente Nicolás Maduro, cuyo mandato parecía regresar de la estridencia antiestadounidense que caracterizó al largo mandato de su antecesor Hugo Chávez.
Fue el propio Maduro quien hizo el anuncio después de reunirse en el palacio de Miraflores con el presidente de Panamá, Ricardo Martinelli. “Él (por Snowden) tendrá que decidir cuándo vuela para acá si es que quiere volar definitivamente para acá”, reveló a un grupo de reporteros que esperaban en la sede de gobierno el reporte de la cita con su homólogo canaleño. El jefe de Estado también ponderó las ofertas hechas por Nicaragua y Bolivia, los países del eje bolivariano que se sumaron el fin de semana a la oferta venezolana, y cree que ese ofrecimiento coral constituye el primer caso en la historia de un asilo humanitario otorgado en forma colectiva. “América Latina es un territorio humanitario”.
La Casa Blanca advirtió este lunes que no le deben permitir a Snowden, varado desde el 23 de junio en un aeropuerto de Moscú, viajar a otro país distinto de Estados Unidos. Advertido por una periodista sobre las posibles represalias que tomaría Washington al país que reciba al ex espía, Maduro fue enfático y dijo que Estados Unidos no gobierna al mundo. “Y menos a nosotros que somos un país libre y soberano”, agregó. Incluso fue más allá en su desafío al responder a otra interrogante: “No he hablado con él, pero me gustaría”.
En la práctica Maduro ha desandado el pequeño tramo que había recorrido para recomponer las relaciones con la Casa Blanca. Venezuela había designado a un nuevo encargado de Negocios, Calixto Ortega, tras una cita entre los cancilleres John Kerry y Elías Jaua, y comenzaba a trabajar en una agenda que culminaría en la designación de nuevos embajadores. Mucho ha tenido que ver en esa decisión la demora sufrida por el avión que traía al presidente Evo Morales desde Rusia, y el recuerdo de lo que hubiera hecho su padre político Hugo Chávez en una situación similar. Para el chavismo lo sucedido a Morales es una humillación propia de la arrogancia imperial. Importa más el orgullo mancillado de un aliado que el espaldarazo a la cuestionada legitimidad de origen del presidente en funciones por parte del gobierno más poderos de la tierra.
Analistas locales y publicaciones extranjeras han anticipado un recorrido épico para Snowden en caso que quiera aterrizar en Caracas. Sin poder sobrevolar el espacio aéreo de los países europeos que han cedido a la presión de Estados Unidos, al ex analista le tocaría completar un recorrido inimaginable. Pero además aquí se unen otros elementos: la existencia de un tratado de extradición entre ambos países, vigente desde 1923, y la seguridad con la que contaría un refugiado de este pedigrí en un país que permitió el secuestro del llamado canciller de las FARC, Rodrigo Granda, en su territorio en 2005.
Sobre el primer punto destaca la prohibición de deportar al país solicitante a quien haya cometido delitos políticos. Venezuela ya recibió una petición de extradición, despachada por Maduro como “un simple papelucho”. El gobierno considera que Snowden está siendo perseguido y que hay que protegerlo. En eso parece irle la vida. Que los arrebatos del comandante Chávez no se olviden.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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