Asegurando que no se trata de “un problema de segundo orden”, el presidente de Estados Unidos aseguró ayer tras una reunión con sus jefes militares en la Casa Blanca que las agresiones sexuales en el Ejército dañan “la seguridad nacional”. Barack Obama declaró que los líderes que dirigen las fuerzas armadas del país le habían comunicado que estaban “avergonzados” por fracasar en el objetivo de acabar con los asaltos dentro de las filas del Ejército.
El presidente –ahogado por tres escándalos que atenazan su Administración- se comprometió a “mirar hasta debajo de las piedras” con el objetivo de acabar con los abusos que, en su opinión, “socavan la confianza en los cuerpos militares” y los hace menos efectivos. Obama estuvo reunido, entre otros, con el secretario de Defensa, Chuck Hagel, y el jefe del Estado Mayor, Martin Dempsey, que un día antes declaró que las mujeres en el servicio cada vez eran más de la opinión de que no se iba a solucionar nada. “Estamos ante una crisis”, informó Dempsey.
“Les preocupa el tema y están muy enfadados”, dijo Obama en declaraciones a la prensa tras su encuentro con los militares para discutir un problema que ha aumentado en los últimos años, con un reciente informe del Pentágono que asegura que los asaltos se han elevado de 19.100 en 2010 a 26.000 en 2012, lo que significa que se producen cerca de 70 agresiones al día en el seno de las Fuerzas Armadas.
En palabras de otro alto cargo del Ejercito, el general Ray Odierno, “el pilar de confianza” entre los soldados y sus líderes había sido violado tras una serie de casos recientes de mala conducta. Odierno declaró que el Ejército ha demostrado competencia y coraje durante 12 años de guerra. “Hoy, sin embargo, el Ejército está fracasando en su esfuerzo para combatir los asaltos y el acoso sexual”.
Por tercera vez en dos semanas, un militar de EEUU con responsabilidaes dentro de la oficina dedicada a prevenir asaltos sexuales, lo que hace el tema más polémico, ha sido acusado de mala conducta. El teniente coronel Darin Haas, al frente del programa de agresiones sexuales en Fort Campbell (Kentucky), se entregó el jueves a la policía tras violar una orden de alejamiento dictada tras una disputa doméstica con su exmujer. Según el comunicado ofrecido por el Ejército, Haas ha sido destituido de su cargo.
La semana pasada, justo un día antes de que salieran a la luz los datos del Pentágono referentes a abusos sexuales, las Fuerzas Armadas destituían a Jeff Krusinski, encargado de dirigir la Unidad de Respuesta y Prevención de Agresiones Sexuales en el cuerpo militar, tras haber sido acusado de intento de violación por una mujer en un aparcamiento de la localidad de Arlington (Virginia), donde se encuentra la sede del Pentágono. Posteriormente se supo que Krusinski también intentó abusar de una sargento en Fort Hood (Texas).
En Fort Hood, se detenía a principios de semana a un soldado –también trabajando en la oficina de prevención de delitos sexuales- acusado de asalto sexual y posible delito de forzar a una mujer a tener relaciones con él a cambio de dinero. El sujeto es el sargento de primera clase Gregory McQueen.
Tras conocer el caso de Krusinski, el secretario de Defensa declaró que el acoso sexual era “un crimen despreciable”. “Es una amenaza a la seguridad y el bienestar del pueblo además de un atentado contra la salud, reputación y credibilidad del estamento militar”, puntualizó Hagel.
El fuerte aumento de los casos de abusos y violaciones se produce en un momento en el que el Pentágono enfrenta sus planes para incorporar a las mujeres en la primera línea de combate.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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