La policía francesa ha detenido esta tarde a 127 indignados que se habían congregado frente a Notre Dame después de manifestarse por las calles de París, coincidiendo con la jornada de protesta que se desarrollaba en España.
La manifestación, que reunió varios centenares de personas, había comenzado en Jussieu y acabado, alrededor de las tres de la tarde, frente al Ayuntamiento de París. Ahí, según explica un portavoz de la policía, acababan los permisos que tenía este colectivo para manifestarse. Con todo, cerca de 200 indignados, en pequeños grupos, cruzaron el río y prosiguieron la marcha hacia Notre Dame. Allí, en la explanada que se despliega enfrente de la catedral, se congregaron.
La policía alega que esa reunión, fuera ya de los límites permitidos para la protesta, constituía una “manifestación ilegal”. Tras advertir a los manifestantes de que se disolvieran, detuvieron a algunos de los que se negaron a hacerlo: 127 personas. “Nos dijeron que era ilegal esa concentración, pero en ningún momento nos advirtieron de que nos iban a detener. Yo creía que nos iban a empujar un poco y que ahí se iba a acabar todo. Pero no. Los antidisturbios, simplemente, comenzaron a agarrar a la gente que estaba allí, sin pegar pero con fuerza, y, uno a uno, los fueron subiendo a unos autocares. Cuando los autocares estuvieron llenos, se fueron. A los que no cupimos en los autocares nos dejaron allí”, cuenta Cristina Arranz, una de las manifestantes. “Pasarán unas horas en comisaría, lo justo para tomarles los datos”, explicaba el citado portavoz policial.
La manifestación, según AFP, reunió a cerca de 450 personas, la mayoría estudiantes españoles y franceses, aunque también se sumaron gentes de otras nacionalidades, así como trabajadores, sindicalistas y jubilados. Todos desfilaron, sin que se produjeran incidentes, alrededor de pancartas en las que se podía leer la consignaIndignaos, el lema de la manifestación, pero también el título del ensayito de una treintena de páginas del francés Stéphane Hessel con el que ha conquistado la fama mundial y que desde hace varios meses se encarama semana a semana a lo más alto de la lista de libros más vendidos de Francia. “El poder para el pueblo, esa deuda no es la nuestra”, decía otra pancarta llevada por un manifestante. También se corearon eslóganes a favor de la “democracia real”, contra el capitalismo o contra Sarkozy. Otro indignado prefirió dirigirse directamente a la ciudad: “París, en pie, sublévate”.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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