Mientras la diplomacia internacional daba un nuevo paso en la condena del régimen de Damasco, los enfrentamientos se han intensificado en Siria en las últimas horas. Los ataques con tanques y helicópteros fueron la tónica por segundo día consecutivo en la ciudad portuaria de Latakia, en el Mediterráneo, de donde es originaria la familia de Bachar el Asad. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, son los enfrentamientos más sangrientos en la zona desde que comenzaran las revueltas, hace 15 meses. Una señal de que el presidente sirio podría estar perdiendo apoyos incluso dentro de bastiones tradicionalmente afines a su régimen, como el de su ciudad natal.
De acuerdo con el Observatorio, los rebeldes habrían sitiado varios edificios de la policía y la inteligencia en Selma (provincia de Latakia) horas antes de que llegaran refuerzos del Ejército. Según los rebeldes, que desde hace dos días ya no respetan el alto el fuego que estipula el plan de paz de Kofi Annan, 100 soldados del régimen habrían muerto en lo que va de semana.
Por su parte, según la plataforma opositora, las fuerzas de El Asad detuvieron y asesinaron a un líder rebelde en Selma y mataron a seis civiles en Haffeh, zona de mayoría suní de la misma provincia. “Hubo una intensa lucha durante toda la noche. Por la mañana, las fuerzas sirias empezaron a bombardear Selma y Haffeh”, dijo a Reuters Ali al Raidi, un miembro del Ejército Libre de Siria (ELS).
Según activistas de los Comités Locales, la principal organización opositora sobre el terreno, desde primeras horas del día se escucharon también explosiones e intensos tiroteos en los barrios de Al Qabun y Harasta, en Damasco.
Mientras los combates se suceden, el presidente sirio se empeña en ofrecer una imagen reformista de su régimen. El Asad nombró primer ministro a Riyad Hijab, antiguo ministro de Agricultura, con el encargo de formar nuevo Gobierno tras la celebración de elecciones parlamentarias el pasado mayo. “No va a servir de nada, es un claro movimiento continuista de su política de represión”, criticaron los activistas de oposición.
En la escena internacional, anoche estaba prevista en Estambul una reunión informal sobre Siria, convocada de urgencia y en la que iban a participar la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, y los ministros de Exteriores de Turquía, Alemania, Francia, Reino Unido e Italia, así como varios representantes árabes. Clinton participará hoy en un encuentro del Foro Global Antiterrorista en la ciudad del Bósforo.
Por otro lado, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, hizo ayer un llamamiento para celebrar una reunión internacional con el objetivo de impulsar el plan de seis puntos del enviado especial de Naciones Unidas y la Liga Árabe, Kofi Annan. Un encuentro que incluya “a todos los miembros del Consejo de Seguridad, a los países líderes de la región, como Turquía; no deberíamos olvidar tampoco a Irán, la Liga Árabe y a la UE, que podría contribuir igualmente”, dijo Lavrov. Hillary Clinton se mostró en contra de la participación de Irán. “Cuesta imaginar que se pueda invitar a países que manipulan al régimen de El Asad en los ataques contra su propio pueblo”, dijo en Bakú (Azerbaiyán), donde se hallaba de visita, antes de volar a Estambul.
Lavrov, además, atribuyó el fracaso del plan de Annan a los opositores. “Hay que hacer una reunión distinta a la de los Amigos de Siria, que apoyan al Consejo Nacional Sirio [principal órgano de la oposición en el exilio] y sus demandas radicales”, dijo.
Rusia, junto a China, es el principal escollo para que el Consejo de Seguridad de la ONU apruebe una resolución contra el régimen sirio, lo cual abriría la vía a una intervención militar, similar a la de Libia, “aunque de mayor magnitud”. Así lo han declarado en las últimas horas expertos norteamericanos y británicos. “La intervención en Siria no podría compararse en medios a la desarrollada en Libia”, aseguró hace unos días el ministro de Exteriores británico, William Hague.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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