Nueva York, que durante su historia ha sido puerta de entrada para decenas de millones de inmigrantes, honró hoy al primero de ellos, Juan Rodríguez, al que dedicó una calle en el cuarto centenario de su llegada a la isla de Manhattan.
Rodríguez, procedente de la isla La Española, hoy repartida entre República Dominicana y Haití, llegó en 1613 a la isla de Manhattan a bordo de un buque mercante holandés que se dirigía a Europa, pero él decidió quedarse para probar fortuna comerciando con los indios.
Los holandeses ya habían llegado con sus barcos desde 1609 para explorar la zona e intercambiar pieles con los indios, pero no hubo un asentamiento en la actual Nueva York hasta 1625 (Fuerte Amsterdam, que luego pasó a ser Nueva Amsterdam).
La existencia de Rodríquez se conoció hace relativamente poco, gracias al rastreo de los historiadores en archivos de Holanda, España y República Dominicana, ya que su presencia en Manhattan generó una demanda legal del capitán de un mercante holandés, quien le denunció por lo que consideraban competencia desleal en sus tratos con los nativos.
Además, las autoridades coloniales españolas le acusaban de traficar ilegalmente con los holandeses.
Una calle en Broadway
Desde hoy, la «Juan Rodríguez Way» ocupa el tramo de Broadway entre las calles 159 y 218, precisamente una zona donde reside la mayor comunidad de dominicanos fuera de su país.
«Es un día histórico para la ciudad de Nueva York. Redescubrir que aunque se fundó en 1625 hoy tenemos que reconocer que antes de esa fecha se estableció un caribeño de lo que hoy se conoce como la República Dominicana», afirmó en la ceremonia el concejal Ydanis Rodríguez, también inmigrante dominicano y que representa a esta zona en el Concejo Municipal neoyorquino.
Lo que los historiadores han llegado a saber del primer inmigrante que se asentó en Nueva York es muy poco: podría ser hijo de un portugués, era de raza negra o mulata (las crónicas lo describen como un «negro libre») y se crió en La Española.
Rodríguez, que aparece en algunos documentos como Jan -la forma en neerlandés de Juan- Rodrigues, se embarcó en un buque holandés con destino a Holanda, pero al hacer una escala en la bahía de Nueva York para comerciar decidió quedarse a probar suerte.
Así, pidió al capitán, Thijs Mossel, del buque «Jonge Tobias», que le dejara desembarcar con una pequeña carga de mercancías (hachas y otros utensilios) para realizar intercambios con los indígenas.
Latinos en el germen del país
Este homenaje a Rodríguez es muy importante para las comunidades latina y de origen africano de Estados Unidos, ya que constata que (frente a la imaginería anglosajona blanca) han sido, desde el primer momento, parte del germen de la creación de este país.
«Es un día importante para todos los inmigrantes. Los latinos también tienen que estar de regocijo porque estamos celebrando nuestra herencia, nuestra presencia», señaló por su parte el senador estatal Adriano Espaillat, también de origen dominicano.
La presidenta del Concejo Municipal de la ciudad, Christine Quinn, señaló en la ceremonia la importancia del evento «en momentos en que se lucha por la reforma migratoria en Washington».
En el Ayuntamiento de Nueva York se estudia también en estas semanas una propuesta copresentada por Ydanis Rodríguez para que los inmigrantes legales puedan votar en las elecciones municipales.
Los historiadores no saben con certeza qué fue de Juan Rodríguez, ya que si bien algunos académicos creen que se casó con una nativa, no existe documentación que lo precise.
Si así fuera, Rodríguez habría sido no solo el primer extranjero en afincarse en Manhattan, sino también el creador del «melting pot» neoyorquino, una ciudad donde el 40 % de sus habitantes han nacido fuera de Estados Unidos.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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