Tensión y escepticismo en parecidas dosis. Escepticismo y tensión en las caras de los líderes tras los cristales de los coches blindados a su llegada a la alfombra roja, en las voces de la miríada de altos funcionarios y diplomáticos que van contando entre bambalinas –y a cuentagotas— el desarrollo de las negociaciones. La segunda jornada de la maratoniana cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE para decidir el marco presupuestario de los próximos años empieza marcada por la resaca de la extrañamente corta reunión de anoche.
En menos de una hora –tras numerosos reuniones bilaterales, en lo que en la jerga de la Unión se conoce como el confesionario precumbre— los líderes ventilaron la primera propuesta de Van Rompuy, un recorte de 80.000 millones respecto a la de la Comisión que deja frío a todo el mundo, y se llevaron al hotel el segundo proyecto: esos mismos 80.000 millones de recortes pero con un gesto para la vieja Europa y para la Europa que nace: un pellizco para Francia en agricultura y otro para Polonia en fondos de cohesión y algo de ambas partidas para Italia.
Reino Unido, como era de esperar, juzga inaceptable ese plan: quiere más recortes, quiere un tijeretazo sin precedentes para la burocracia bruselense y amenaza con un veto marcadamente político, para contentar la marea de euroescepticismo que no deja de subir al otro lado del Canal. Lo mismo sucede con el ala dura: Dinamarca, Suecia, Holanda quieren más ajustes. Por el otro lado, los países del Este y en general los beneficiarios de ayudas –lo que en la prensa anglosajona y cada vez más la continental se agrupa bajo el epígrafe de “la periferia de Europa”— rechazan el texto con el argumento contrario: demasiados tijeretazos. Pero la posición importante, una vez más, es la alemana.
Berlín espera una tercera propuesta para hoy. Ve inaceptable ese recorte de 80.000 millones: quiere más tijera, en torno a 100.000 millones de tajo. A pesar de las concesiones para la posición británica, considera que la posición de Bruselas no debe acercarse más a la de Londres y, en general, no ve factible un acuerdo hoy, e incluso poco probable a lo largo de esta cumbre, a pesar de que Alemania considera que las diferencias con Francia, por ejemplo, no son insalvables.
Pero la delegación que encabeza la canciller Angela Merkel, que ha presionado durante semanas para alcanzar un acuerdo en esta cumbre, se ha mostrado en las últimas horas flexible con los tiempos: Merkel aseguró ayer que no alcanzar un pacto no sería dramático, y la diplomacia alemana sostiene que hay tiempo en los próximos meses para fijar unas perspectivas que tienen que empezar a aplicarse a partir de 2014. Fuentes diplomáticas francesas han confirmado hoy que la posición del premier británico, David Cameron, poco favorable a un acuerdo, hace “muy difícil” cerrar un acuerdo a Veintisiete, y declara “insuficiente” las concesiones de Van Rompuy a sus demandas.
¿Cuál es el plan del presidente del Consejo? La cifra final apenas se mueve, en torno a un billón de euros para los próximos siete años, lo que equivale a un pírrico 1% del PIB europeo anualmente. Tras la reunión, su equipo entregó a las 27 delegaciones un nuevo borrador muy similar al anterior, pero con una ligera mejora en el capítulo agrícola de casi 8.000 millones más destinados básicamente a contentar a Francia, que aun así juzga que el recorte “sigue siendo demasiado grande” con respecto al anterior marco presupuestario, según el presidente François Hollande.
El plan incluye una mejora de 11.000 millones para las políticas de cohesión, destinado a satisfacer a Polonia. Esas dos políticas –agricultura y políticas de cohesión regionales—suman en torno a dos tercios del presupuesto comunitario. A cambio de esas mejoras, el equipo de Van Rompuy ofrece recortar en el capítulo de crecimiento e inversiones en infraestructuras paneuropeas, y dejar intacto el recorte de la burbocracia comunitaria, en lo que supone un dardo telegrafiado para Reino Unido. Todo queda más o menos como estada: un recorte de 80.000 millones respecto al plan presentado por la Comisión. Alemania quiere en torno a 30.000 millones más, según fuentes diplomáticas. Y Reino Unido, Suecia y Holanda quieren imponer un tajo aún mayor, de entre 50.000 y 75.000 millones. Las conversaciones podrían alargarse hasta mañana o incluso al domingo.
Lissette Garcia
RosaaSinEspinas
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