Solo votaban 71.000 grandes electores (diputados, consejeros, alcaldes y concejales); se trata de una elección parcial; quedan aún siete meses para las presidenciales y casi todos los análisis pueden sonar exagerados, pero el vuelco en la composición del Senado, donde el domingo la izquierda logró su primera mayoría de la historia, parece revelar que algo muy profundo está cambiando en el mapa electoral francés.
Los resultados definitivos refuerzan la clara mayoría absoluta de la izquierda, 178 senadores contra 170 de la derecha, y revelan que el partido de Nicolas Sarkozy, la UMP, pierde fuelle en todo el territorio y retrocede en las zonas rurales, su vivero favorito. "Los éxitos más inesperados de la izquierda se deben a los vuelcos en circunscripciones rurales tra-dicionalmente conservadoras", analiza Gérard Courtois, especialista de Le Monde. "Y esta mutación de la Francia profunda no es la señal más tranquilizadora para Sarkozy y su partido".
Los analistas parecen de acuerdo en que la abultada derrota de la derecha (que entre 2008 y ayer se ha dejado en el camino 50 senadores) es tanto una advertencia para Sarkozy como un gran soplo de esperanza para el Partido Socialista, los Ecologistas e incluso el redivivo Partido Comunista Francés, porque la izquierda gana sus cuartos comicios consecutivos desde que Ségolène Royal perdió las presidenciales en 2007.
El golpe para el Gobierno del presidente es "inesperado sobre todo por lo amplio", escribió ayer Gérard Courtuois: "La derecha contaba con perder una quincena de escaños, nunca con perder el Senado". Pero el análisis numérico empeora con los casos particulares: se aprecia cierta pérdida de control de Sarkozy sobre sus filas, visible en las derrotas de candidatos amigos y en las victorias de algún disidente como Pierre Charron, elegido en París pese a que el Elíseo había activado todas las alertas contra él. Pero la derrota no pone en cuestión la candidatura de Sarkozy a las presidenciales; según Courtois, el líder de la UMP "sigue convencido de que en el cuerpo a cuerpo será capaz de batir a cualquiera de los candidatos socialistas".
Otra cuestión por dilucidar es si el revés en la segunda Cámara parlamentaria supondrá o no un palo en las ruedas para el Gobierno. El Senado puede frenar o dificultar la acción legislativa, pero solo puede bloquear las reformas constitucionales que requieren una mayoría cualificada. Así, el grupo rosa podría si quisiera torpedear una hipotética aprobación de la regla de oro del déficit público, aunque Sarkozy parecía haber descartado ya esa idea. En todo caso, los socialistas han anunciado que no bloquearán "decisiones económicas" importantes para el país.
La incógnita de saber quién será el nuevo presidente del Senado, la segunda autoridad del Estado, se resolverá el sábado. Existe la posibilidad de que el actual, Gérard Larcher, conserve su cargo si logra recabar algunos apoyos del centro-izquierda, pero sería visto como una maniobra poco democrática. El candidato socialista, Jean-Pierre Bel, parte como lógico favorito, si bien deberá negociar cada voto de los 21 senadores comunistas y afines, los 10 de los Verdes, los 10 de los Radicales de Izquierda y los 13 independientes de izquierda.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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