La activista de derechos humanos Elena Bonner, viuda del premio Nobel de la Paz Andrei Sajarov, ha muerto a los 88 años de edad tras una larga enfermedad, en su domicilio de Boston (Massachusetts, Estados Unidos), donde residía en los últimos años, según han informado fuentes familiares y de ONG. Bonner fue miembro fundador del Grupo Helsinki de Moscú, una organización que vigilaba el cumplimiento de los derechos humanos en la Unión Soviética.
Nacida en la república soviética de Turkmenistán en 1923 y enfermera de formación, Bonner fue detenida en 1984 por cargos de "agitación antisoviética", por los que fue expulsada a la ciudad cerrada de Gorki, a orillas del Volga (a 400 kilómetros de Moscú), donde ya estaba desterrado su marido, científico nuclear disidente. Finalmente, recibió permiso para abandonar el país un año más tarde. Inicialmente viajó a Italia para ser operada de glaucoma y días después a Boston, donde ya residían su madre y su hija, para someterse a una intervención cardiaca. Seis meses después, en 1986, regresó del extranjero a Moscú, dondetambién pudo retornar Sajarov meses después por invitación de Mijaíl Gorbachov, que había iniciado reformas aperturistas.
Bonner y Sajarov se casaron en 1972. El científico participó en la fabricación de la bomba atómica soviética, pero posteriormente se convirtió en un activista de la paz y los derechos humanos. Su esposa le representó durante la ceremonia de entrega del premio Nobel, en 1975, y se convirtió en su único vínculo con el exterior durante su exilio en Gorki después de que en 1980 criticara la invasión soviética de Afganistán, hasta que ella misma fue desterrada.
"Es una gran pérdida, y no sólo para el movimiento de defensa de los derechos humanos", ha declarado a la agencia Interfax la presidenta del Grupo Helsinki de Moscú, Liudmila Alexéyeva, quien indicó que Bonner estaba gravemente enferma, por lo que sus hijos no pudieron viajar a Moscú en mayo pasado a los actos recordatorios con motivo del 90º aniversario del nacimiento de Sájarov, científico nuclear disidente fallecido en 1989.
"Es muy duro. Es una enorme pérdida para todos nosotros", ha dicho el líder del Movimiento por los Derechos Humanos, Lev Ponomariov, quien destacó que Bonner seguía muy de cerca los acontecimientos en Rusia y su opinión era "extremadamente importante".
"Hasta que el Partido Comunista no entregue de verdad toda su riqueza, hasta el último rublo, a la gente que se lo ha ganado, el estalinismo seguirá triunfando", declaró en 1991.
Bonner fue una de las voces que condenó con más dureza la guerra lanzada por Rusia en 1994 contra Chechenia, que calificó de "genocidio del pueblo checheno". En protesta, renunció a la jefatura de la comisión de derechos humanos adjunta al entonces presidente de Rusia, Borís Yeltsin. Más tarde, cuando Yeltsin promovió a Vladímir Putin como su sucesor, Bonner redobló sus críticas a Yeltsin por permitir que un exagente de la KGB, la policía secreta soviética, se hiciera con las riendas del país.
Proponente de la "soberanía del individuo, de la familia, del hogar, de cada grupo étnico y de cada Estado", Bonner continuó con su activismo y con sus críticas al sistema político ruso. El año pasado fue una de los firmantes más destacados de una iniciativa en Internet contra Putin, ahora primer ministro.
De acuerdo con su voluntad, los restos de Bonner serán incinerados y su urna depositada en el cementerioo moscovita de Vostryakovo, junto a su marido, madre y hermano", según ha informado su hija, Tatiana Yankelevich, en un comunicado.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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