Cárcel sin fianza por presunta agresión sexual, adiós a su futura carrera política, punto final incluso a su actual liderazgo en el FMI y, en fin, un embrollo que ni las novelas de John Le Carré. Dominique Strauss-Kahn apenas ha iniciado lo que ya se adivina como un largo periplo por los juzgados, pero a la espera del veredicto la situación jurídica del director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene ya serias implicaciones tanto en la política francesa como en la economía global. A Strauss-Kahn se le da ya por amortizado en París, pero también en Washington y en Pekín: nadie esperó ayer para abrir el debate sucesorio en el Fondo.
La UE, con Angela Merkel a la cabeza, cerró filas para que el próximo número uno del FMI siga siendo europeo, y los grandes países emergentes avisaron de que plantarán batalla para acabar con esa costumbre. El peso de Europa en el tablero de la política económica global está en juego.
El FMI es una vieja institución nacida tras la II Guerra Mundial, en cuyo acto de fundación participaron apenas 40 países. Europa, por un lado, y EE UU, por otro, se repartieron el liderazgo: un norteamericano para la presidencia del Banco Mundial -su institución hermana, más inclinada a la cooperación- y un europeo para la dirección del FMI, una especie de bombero económico que actúa en los países en crisis. Ese acuerdo tácito se ha respetado durante casi 60 años: los 10 directores del FMI han sido europeos. Pero el mundo ha cambiado mucho desde 1944, especialmente desde la última crisis, que ha castigado a los países ricos y de la que han salido reforzados los llamados emergentes como China, India y Brasil, que ahora quieren hacer valer su pujanza.
Europa tiene "buenas razones" y "buenos candidatos" para que el director gerente del Fondo siga siendo un representante europeo, abrió fuego Merkel antes de la reunión del Eurogrupo en Bruselas, en la que tenía que haber participado Strauss-Kahn para acordar el futuro del rescate a Grecia. De momento, de los posibles candidatos europeos sobresale uno: la ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, aglutina una impecable gestión de la crisis en Francia, una agenda sobresaliente con la actual presidencia del G-20, un excelente inglés, su condición de mujer -en una institución tradicionalmente dirigida por hombres- y buenas relaciones con EE UU, segundo accionista del Fondo.
El debate sucesorio lanzado por "algunos países europeos" fue calificado de "indecente" anoche por el primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker -amigo de Strauss-Kahn-, tras la reunión del Eurogrupo, informaAndreu Missé. Lagarde también lo consideró "prematuro" y rechazó comentar su posible candidatura.
El enorme peso del Viejo Continente en la institución es la principal razón que arguye Merkel para reclamar que se mantenga el statu quo. Europa acumula cuotas y poder en el Fondo, pero además es también el principal deudor, tras los créditos otorgados a Grecia, Irlanda, Portugal y varios países del Este. "El director del FMI debe tener ascendente político como para pararle los pies a Alemania, y a la vez debe ser suficientemente poderoso como para que el Fondo imponga sus planes en los países rescatados", según una fuente próxima al FMI en Washington. "A ese perfil responde poca gente: Lagarde o Gordon Brown", indicó la misma fuente.
Europa controla el 29% de los votos en el FMI, cuando su peso económico en el mundo ronda el 20%. Los últimos cambios de cuota -una suerte de acciones que después permiten al Fondo conceder préstamos- supusieron un recorte de 2,9 puntos para los europeos, que han ganado los emergentes. Aun así, China tiene apenas el 6% de los votos, con una economía que concentra el 14% del PIB global. El mismo problema tienen India y Brasil. Strauss-Kahn ha acelerado en los tres últimos años una transformación para que los emergentes ganen peso, pero ese va a ser un proceso muy lento: nadie está dispuesto a perder cuota de poder.
"La crisis europea y el cambio de guardia en la economía mundial, con el ascenso de los emergentes, convierten la sucesión de Strauss-Kahn en un momento crítico para el futuro del FMI", explicó Tomás Baliño, exsubdirector del Fondo. "Los emergentes van a presionar porque saben que ha llegado su momento, pero Europa no va a dar su brazo a torcer y es poco probable que EE UU apoye a un candidato no europeo, porque podría empezar a perder el control de la institución", dijo.
El número dos de la institución, el estadounidense John Lipsky, se ha hecho temporalmente con las riendas, pero ni siquiera cuenta con el respaldo de EE UU y ya ha anunciado que se marchará en agosto. El caso es que han empezado a salir candidatos. En Europa circulan los nombres de Lagarde, Brown (descartado porque carece del apoyo de Londres) o el alemán Peer Streinbrück. Los emergentes llevan ya meses en liza. El exministro turco Kemal Dervis, el gobernador del Banco de Israel Stanley Fisher, el exministro sudafricano Trevor Manuel y el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, son algunos favoritos extracomunitarios. Al cabo, dos de los tres últimos directores del FMI (Horst Köhler y Rodrigo Rato) se marcharon antes de tiempo. Y en el Fondo se da por hecho que Strauss-Kahn tampoco concluirá su mandato.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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