Más allá de la pompa y la cortesía de todo viaje de Estado, el ruido y el silencio van a ser también compañeros de viaje de Isabel II. El ruido que quieren meter los republicanos más extremistas, que siguen viendo a la reina de Inglaterra como la antigua opresora y no como el jefe del Estado de un país vecino con el que Irlanda comparte intereses vitales.
Ese ruido ha tenido hasta ahora la forma de avisos de bomba. Una anoche en un autobús en Co Kildare que tuvo que ser desalojado para permitir a la policía explosionar el artefacto. Otra, que resultó una falsa alarma, esta mañana en Davitt Roas, junto a una parada del tranvía que une Dublín con la periferia. Ayer, la policía inglesa cerró numerosas calles en el centro de Londres tras una amenaza que fue considerada creíble porque se hizo con el respaldo de uno de los códigos utilizados por los disidentes republicanos. Ese ruido se puede convertir en gritos hoy, cuando los republicanos que se oponen a la visita de Isabel II intenten reventarla con manifestaciones y protestas en Dublín.
Más de 4.000 agentes
Pero también el silencio acompañará a la soberana: el silencio de las calles cortadas a su paso para evitar cualquier incidente. Muchas vías de la capital irlandesa (hasta 70 se verán afectadas) llevan horas cortadas al tráfico rodado. Las autoridades han dispuesto varias filas de vallas entre el asfalto por donde circulará el coche de la reina y la acera donde aguardan ya los que quieren asistir a su visita. La policía registra, a su conveniencia, a los ciudadanos que quieren arrimarse a la vallas para ver de cerca a Isbael II.
Laestancia de la reina de Inglaterracoincide además con la celebración mañana en Dublín de la final de la Liga Europea de fútbol entre dos equipos portugueses, el Braga y el Oporto, y en la que la policía irlandesa quiere evitar a toda costa el contacto físico entre la invitada oficial y el público. Dublín ha desplegado a más de 4.000 agentes para proteger a la soberana británico, la mayor operación de seguridad jamás puesta en marcha en la República.
Madurez para pasar página
Si los republicanos del Sinn Féin se oponen a la presencia de Isabel II porque creen que aún no se han cerrado las heridas provocadas por la lucha por la independencia en los años 20 y los disidentes republicanos van aún más allá y apelan a la violencia armada como forma de protesta, la mayoría silenciosa parece pensar que es hora ya de mostrar madurez y pasar página. A fin de cuentas, Isabel II está en Irlanda porque la ha invitado el Gobierno de la República, no porque haya decidido darse un paseo y acudir a las carreras de caballos en la colonia irlandesa, como hizo Jorge V en 1911, la última vez hasta hoy que un monarca británico pisó el país.
"Para generaciones de patriotas irlandeses, no era más que un sueño la idea misma de que un monarca británico llegara aquí como invitado de honor y no como un condescendiente mandamás, como un amigo y no como encarnación del poder imperial", afirma en un editorial el diario irlandés The Irish Times.
Tras el almuerzo oficial con la presidenta, Isabel II honrará hoy a los caídos por la libertad de Irlanda guardando un respetuoso minuto de silencio en el Jardín del Recuerdo. Luego visitará el Trinity College antes de retirarse a su residencia, Farmleigh, en Phoenix Park, donde se alojará durante su estancia. Mañana visitará Croke Park, escenario de la matanza del Domingo Sangriento de 1920, en el que murieron 14 civiles irlandeses, 14 soldados británicos y tres militantes republicanos. El jueves visitará los establos nacionales de Kildare y el viernes se desplazará a Cork, segunda ciudad del país.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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