Aunque a muchos les sonará raro, el cardenal Dionigi Tettamanzi (Renate, 1934) es en este momento la vanguardia de la izquierda italiana, el hombre que resiste en primera línea los últimos embates del berlusconismo. Tras diez años de ecumenismo genuino y compromiso con los pobres, los gitanos y los inmigrantes, el arzobispo de Milán y sucesor de Carlo Maria Martini se ha constituido en una referencia humanitaria y humanista, y en el silencioso motor del cambio social y político de la capital financiera gobernada por la derecha. Afable y sonriente, menudísimo y dotado de notable carisma, el arzobispo ambrosiano ha sido vilipendiado por la Liga Norte como el Imán de Milán y el Obispo de Kabul. Tettamanzi nunca ha respondido a los epítetos y tampoco lo hace ahora: "Me da igual lo que digan, yo me limito a seguir el Evangelio que es un texto sagrado", dice sonriendo.
Sabe que la derecha le ve como el inspirador y catalizador de la primavera laica de Giuliano Pisapia, el candidato laico del centro izquierda a las elecciones municipales, que se decidirán este domingo y lunes en la segunda vuelta. Las bases católicas han dado todo su apoyo a Pisapia mientras Comunión y Liberación, el movimiento ultra que controla la Región, maneja 18.000 empresas y factura 70.000 millones al año, apoyaba a la alcaldesa Letizia Moratti. Las invectivas de la Liga y el Pueblo de la Libertad se han recrudecido, quizá porque Tettamanzi está a punto de abandonar por motivos de edad su cargo. La sucesión ha abierto una gran batalla en la Iglesia. Ajeno a ruidos y venenos, Tettamanzi ha respondido esta mañana en el Vaticano a las preguntas de EL PAÍS, La Repubblica e Il Corriere della Sera, poco después de presentar las Jornadas Mundiales de la Familia que se celebrarán el año próximo en Milán.
Pregunta. La Liga y Berlusconi dicen que Milán será una gitanópolis si gana la izquierda.
Respuesta. Sobre la inmigración se dicen muchas cosas que no tienen sentido. Lo que hay que hacer es contar a los gitanos, contar a los extranjeros y contar a los milaneses. Si lo hacen verán que esas palabras no corresponden a la verdad.
P. ¿La derecha le reprocha su apertura o su apoyo a los gitanos y los musulmanes?
R. Bueno, yo decidí crear un fondo de solidaridad llamado Familia y Trabajo que ha resuelto de un modo simple y eficaz un problema que las instituciones no han querido resolver, aunque la responsabilidad de quienes gobiernan es cuidar el bien común y atender a los que pasan dificultades.
P. Sacó incluso a subasta su patrimonio, ¿no?
R. Ayudé en lo que pude, y con contribuciones de mucha gente logramos reunir un fondo de 13 millones de euros que ha dado ayuda a 10.000 familias.
P. ¿Extranjeras?
R. Extranjeras e italianas. Dicen que cuido más a los extranjeros que a los milaneses, pero no es verdad. Incluso hablo el dialecto milanés...
P. ¿Qué le parece que la derecha agite el miedo al extranjero en la campaña?
R. Siempre me veo obligado a decir lo mismo. Los inmigrantes son una riqueza para la economía y el futuro del país. Son una fuerza para Milán. Sin ellos la natalidad sería decreciente. Además, la mayoría de los que vienen a Milán son católicos; muchos latinoamericanos, muchos de Europa de Este...
P. ¿Hay malestar en las bases católicas con la minoría musulmana?
R. Hay un poco, y es natural porque se les conoce poco. Cuando algo no se conoce, interviene el miedo. Pero es peligroso que la política use el miedo como argumento al afrontar esos temas. Deberían utilizar la razón y no el miedo.
P. Otro tema polémico es la construcción de mezquitas que usted alienta.
P. Será importante también en el futuro. En 2013 celebramos el 1700º aniversario del edicto de Constantino que sancionó la libertad religiosa. Y en el 2015 Milán organizará la Exposición Universal. Vendrá gente de todo el mundo, no solo católicos, y supongo que tendrán que habilitar lugares para que recen.
P. La derecha italiana dice que la familia tradicional es lo primero. ¿Cree usted que ayuda lo suficiente a las familias?
R. No existe una política familiar orgánica en Italia. Somos los penúltimos de Europa en política familiar, solo por detrás de Grecia. Cuando a los políticos se les llena la boca con alguna palabra, suele ser síntoma de que intentan esconder que en realidad no hacen nada.
P. ¿Milán será una esperanza para el resto de Italia?
R. Naturalmente que sí. La esperanza de encontrar la riqueza del hombre dentro de sí mismo y no fuera. Una esperanza para las familias.
P. ¿Votará el domingo?
R. ¿Debería? Si no voto el domingo, votaré el lunes.
P. Usted apoya a la izquierda. Comunión y Liberación a la derecha.
R. Desde Pablo y Pedro la Iglesia siempre ha tenido divisiones.
RosasSinEspinas
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