Dominique Strauss-Kahn ha dimitido como director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) mediante un comunicado distribuido a la prensa, en el que se explica que la decisión tiene efecto inmediato. Strauss-Kahn subraya que quiere dedicar toda su "fuerza, tiempo y energía en probar su inocencia" en el caso de agresión sexual a una camarera por el que se encuentra en prisión sin fianza, además de "proteger esta institución" a la que ha "servido con honor y devoción".
"Con una infinita tristeza me siento obligado hoy a presentarle al consejo de administración mi dimisión del puesto de director gerente", escribe el político francés en una carta, publicada poco después de la medianoche (seis horas más en la España peninsular) en la página web de la institución con sede en Washington. "Debo insistir en que niego con toda la firmeza posible las acusaciones que se han levantado contra mí", afirma.
Strauss-Kahn, según la nota, fechada el día 18 y con su firma manuscrita, toma esa decisión pensando, en primer lugar, en su esposa -"a la que quiero más que a nada", dice-, sus hijos, su familia y sus amigos. El ya exdirector del Fondo, de 62 años, aprovecha el escrito para resaltar las "grandes cosas" conseguidas durante los más de tres años "con sus colegas" en la institución.
Durante los últimas días, habían aumentado las presiones para que Strauss-Kahn dejase de dirigir la institución. La puntilla al político francés la puso Timothy Geithner, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, el principal contribuyente al Fondo, que dijo el martes que Strauss-Kahn "obviamente no está en posición de encabezar el FMI". Las palabras de Geithner se sumaron a declaraciones en el mismo sentido llegadas desde Europa y los países emergentes.
"Quiero especialmente -especialmente- dedicar toda mi fuerza, mi tiempo y energía en probar mi inocencia", concluye el hasta hace poco favorito a ganar las elecciones presidenciales francesas. Para afrontar la larga batalla legal que le espera, el primer objetivo de su equipo legal es lograr que salga de la dura prisión neoyorquina de Rikers Island, donde ya ha pasado tres noches. Para ello, los abogados de Strauss-Kahn han conseguido una nueva comparecencia hoy ante el juez para solicitar nuevamente la libertad bajo una fianza de un millón de dólares y estrictas condiciones de vigilancia, lo que podría conseguir la aprobación de la fiscalía.
Strauss-Kahn, que ya ha entregado su pasaporte y un permiso de viaje especial emitido por Naciones Unidas para figuras destacadas de organizaciones internacionales, está ahora dispuesto a permanecer las 24 horas del día en la casa de su hija en Manhattan y a llevar adherido a su cuerpo un dispositivo electrónico que permita que sus movimientos sean seguidos por la policía. Igualmente ofrecerá presentarse a los responsables de su custodia cada vez que estos lo consideren necesario.
En su contra, juega el hecho de que fuera detenido el domingo a bordo de un avión que estaba a punto de despegar rumbo a Francia. Los investigadores tratan ahora de averiguar por qué los servicios de seguridad del hotel Sofitel de Nueva York, donde se encontraba alojado Strauss-Kahn y donde supuestamente se produjo el intento de violación, tardaron una hora en avisar a la policía desde que el político socialista saliera del establecimiento, cerca de las 12.30, sin pasar por el mostrador, según muestran las cámaras de seguridad. La llamada a la policía se registró a las 13.32, aunque los investigadores creen que la camarera, una viuda guineana de 32 años, alertó del incidente a otros trabajadores del hotel casi de inmediato, según una fuente citada por Reuters. La entrada en escena de un nuevo testigo, un camarero que se encontraba en la suite en el momento en el que entró la limpiadora, según Le Figaro, puede ayudar a aclarar lo sucedido.
Proceso de sucesión
En este momento, asume la dirección del organismo con carácter interino John Lipsky, el número dos de la institución, y se abre la carrera por su sucesión, en medio de llamamientos a una mayor transparencia en la elección de su nuevo jefe. "El Fondo informará en un futuro cercano sobre el proceso del Comité Ejecutivo para seleccionar a un nuevo director gerente", afirma el comunicado del organismo.
Lipsky había anunciado antes de que estallara el escándalo que dejaría su puesto de número dos en agosto. El director del Fondo se elige por los 24 miembros del Comité Ejecutivo, en el cual los mayores contribuyentes, como EE UU, Japón y China tienen mayor porcentaje de voto. Los países son los que presentan sus candidatos.
La crisis en la institución ha desatado el pulso por la sucesión de Strauss-Kahn, y ha reabierto el debate entre los emergentes, encabezados por China y Brasil, que sugieren que se revise la regla no escrita de que el número uno del Fondo sea un europeo, tradición que se cumple desde que se creara el organismo tras la II Guerra Mundial.
China ha vuelto a insistir hoy, al decir que el director gerente del FMI debería ser elegido en base al "mérito, a la transparencia y a la imparcialidad", según la portavoz del Ministerio de Exteriores Jiang Yu told, que ha añadido que "el FMI debería continuar la reforma de su estructura y gobierno". "Creemos que los países emergentes y en desarrollo deberían tener representación a alto nivel".
Mientras, desde la Unión Europea, se suceden los mensajes para que el sucesor de Strauss-Kahn sea europeo, como el de la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, o la propia ministra de Finanzas francesa, Christine Lagarde, la mejor colocada en las quinielas para el cargo. Otro de los principales aspirantes es, según los analistas, Kemal Dervis, exministro de Finanzas turco, que trabajó durante 24 años en el Banco Mundial.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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