El último estallido del conflicto entre israelíes y palestinos tiene un actor principal en Hamás, el partido-milicia islamista que gobierna en Gaza y al que tanto la Unión Europea como Estados Unidos consideran como terrorista. No corrían buenos tiempos para Hamás antes del inicio de la última crisis. La feroz persecución del régimen egipcio de Abdelfatah El Sisi a los Hermanos Musulmanes, que eran uno de los principales aliados de Hamás, y el bloqueo de la Franja tanto por el norte limítrofe con Israel, como por el sur, con Egipto, han obligado a Hamás a lanzarse a una guerra con la que busca romper el cerrojo que la asfixia y en la que no tiene reparos en utilizar a la población civil de la Franja como elemento de presión.
El lanzamiento de cohetes sobre Israel, además de un intento de autolegitimarse y de contentar a unas bases radicalmente antisionistas, lo es de romper una situación, la del bloqueo, que amenazaba a Hamás con la inanición política y militar. Ya el acuerdo de Gobierno suscrito el pasado mes de abril con el partido moderado Al Fatah del presidente Mahmud Abás fue un intento de conjurar este peligro.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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