Las elecciones locales en los estados de Coahuila y Nayarit, últimas que se celebran antes de que se aplique la reforma política aprobada por el Congreso mexicano, han consolidado al gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) como primera fuerza política del país.
El PRI ganó en dieciséis de los veinte alcaldías de Nayarit, aunque perdió la capital, Tepic, ante el Partido Acción Nacional (PAN); en el municipio de San Blas, el candidato independiente Hilario Ramírez, quien durante la campaña aceptó que «robó poquito» cuando era alcalde panista, se impuso con una ventaja del 5,5 por ciento de los votos a los aspirantes de los partidos tradicionales.
En los comicios para el parlamento nayarita, el PRI ganó 14 de los 18 distritos, mientras que triunfaba en los 16 distritos electorales coahuilenses, lo que le daría control absoluto en la asamblea estatal. Sólo en los municipios de Acajete y Cuapiaxtla, en Puebla, donde se celebraron comicios extraordinarios, el PRI tuvo que ceder su dominio ante los candidatos de la alianza entre PAN y Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Con estos resultados, y después de que en julio de 2013 se celebraran elecciones en otros catorce estados de la república, el PRI resiste el desgaste que suele acompañar al ejercicio del poder central, a dos años de que Enrique Peña Nieto ganase las elecciones a la presidencia, cargo que asumía en diciembre de 2012.
Mayoría en Congreso y alcaldías
Así, el PRI reúne al 42 por ciento de senadores y al 43 por ciento de diputados en el Congreso federal, gobierna en 20 de las 32 entidades federativas y en el mismo número de capitales, además de en el 51 por ciento de los 2.044 municipios del país. El 40 por ciento de los 1.136 diputados locales también militan en el partido tricolor.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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