Conducir es una actividad aparentemente normal entre los hombres y también entre mujeres del llamado mundo occidental. En España fue Catalina García González, de Puebla de Lillo, la primera mujer en sacarse el carné de conducir en 1925. Aquella prueba de conducir supuso una revolución para todas las mujeres españolas de la época, quienes ahora toman el mando del volante en el mismo porcentaje que ellos.
Sin embargo, aún existe un único país en el mundo en el que las mujeres no pueden conducir. En Arabia Saudí impera la ley islámica o sharía, por la cual existe una segregación de sexos en los espacios públicos así como la prohibición para las mujeres de ir a los estadios de fútbol, viajar al extranjero sin sus esposos, e incluso de conducir. Lo que sí pueden hacer es montar en bici o moto si van acompañadas por un varón y lo que es más importante, las saudíes podrán votar, pero eso será a partir de 2015.
Promueve la homosexualidad
Para luchar contra lo que consideran una «injusticia machista», impuesta desde 1990, hace tan solo tres años nació la asociación «Women2drive» cuyos miembros han decidido que este próximo sábado 26 de octubre sea el momento de salir a las calles y protestar por ello. Para ello instan a todas las mujeres a coger los vehículos de sus maridos y conducirlos por pueblos y ciudades. Les piden a ellos que apoyen a sus mujeres y vayan como copilotos, a riesgo de recibir una multa de más de 1.000 euros.
Esta iniciativa surgió después de que una las activistas de este movimiento, Manal al-Sherif, fuera encarcelada tras subir en YouTube el vídeo de ella misma, escondida tras un niqab, conduciendo su propio vehículo en la ciudad de Al Jobar. Este hecho fue tachado por las autoridades de «violación del orden público». Lo mismo le pasó a Shaima, una saudí que fue condenada a diez latigazos por ponerse al volante en 2011, aunque meses más tarde fuese indultada por el propio rey Abdulaziz bin Baz.
Pero la verdadera polémica en torno a la conducción de las mujeres en este país fue generada por un jeque saudí, Salah Al Luhaydan, miembro de la Corte Suprema del país, después de que sacara a la luz un controvertido informe «científico». Este documento, elaborado por el Consejo Religioso, en el que consta que «relajar la prohibición» supondría que más saudíes, tanto hombres como mujeres, «se volverían homosexuales y adictos a la pornografía». Asimismo, este líder señala «conducir puede afectar a los ovarios y a la pelvis de las mujeres» y permitir su conducción podría provocar que «perdieran su virginidad».
Mano dura
Ante la revolución que esperan de la campaña «Driving is a choice» («Conducir es una elección»), que está dando la vuelta a la Red con miles de apoyos, el Ministerio saudí del Interior advirtió de que aplicará la ley con firmeza a las mujeres que se atrevan a salir a la calle conduciendo.
Este tipo de manifestaciones «abren la puerta a la discordia y responden a sueños viciosos de instigadores, intrusos y gente que está al acecho para hacer daño», expresó el Ministerio en un comunicado difundido por la agencia de noticias oficial SPA.
El comunicado del Ejecutivo recordó que «las normas del reino prohíben todo aquello que altere la estabilidad social» y subrayó que las autoridades competentes serán estrictas con los infractores.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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