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Elegia de los 80 en memoria de Joaquin Balaguer
Publicado Por:Unknown
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Ochenta años. Proeza es andar tanto camino, retando siempre al destino, sin doblegar la cabeza.
Sobre mi cabeza cana se acumula mucha nieve, se ha puesto la noche breve y lóbrega la mañana.
Los buenos no van delante, ni los malos van detrás, no avanza el que corre más ni el que es mejor caminante.
No siempre es justa la muerte, juguete de sus caprichos, descendemos a los nichos por decreto de la suerte.
Tengo amigos en mi lista, viajeros del mismo tren, que han bajado en el andén de una estación imprevista.
Los que se fueron primero, los que se han quedado atrás, no imaginaron jamás precederme en el sendero.
La muerte con su guadaña, imita al destino humano; corta el árbol en el llano y también en la montaña.
La vejez tiene su encanto, si el dolor nos extermina, también el dolor termina en la paz del camposanto.
En esta cima nevada, desde mis ochenta años, cargado de desengaños no queda nada de nada.
Pero a esta altura suprema, no llega el canto del grillo, ni el de la envidia sin brillo, ni el de la lengua blasfema.
Desde esta cumbre serena, se ve que todo concluye, que cuanto el hombre construye se levanta sobre arena.
Se entiende mejor la vida, la violencia es menos fuerte, se acepta mejor la muerte, la gente es más comprendida.
El aire que hoy se respira es diferente al de ayer: en lo físico el placer; en lo moral, la mentira.
Se está apagando mi tea, más que el peso de los años, me causa mayores daños el mundo que me rodea.
Las estrellas y las rosas conservan todas sus nombres, pero son otros los hombres y diferentes las cosas.
Es tan inmenso el abismo que separa las dos eras, que al medir esas barreras me desconozco a mí mismo.
Vivo entre seres extraños y en mi intimidad secreta, me siento en otro Planeta con distancia de mil años.
De cuanto amé poco existe, caminando sobre el lodo me acerco al final de todo desengañado y más triste.
Se oculta tras la barranca el sol del atardecer, se oye la nieve caer sobre mi cabeza blanca.
Seguirá así si cesar hasta que se cierre el broche sobre la flor de la noche, y nunca vuelva a nevar. --- Joaquín Balaguer: "Voz Silente" Santo Domingo, República Dominicana, 1992, pp. 95-97
Lissette Garcia RosasSinEspinas
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