Han pasado 12 días desde que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) anunciaron que tenían en su poder a Kevin Scott Sutay, un exmarine estadounidense de tan solo 27 años que llegó al país con la idea de internarse en la selva del suroccidente colombiano usando únicamente un machete y un GPS.
El anuncio –que sorprendió a las autoridades colombianas y de EEUU– venía acompañado de un mensaje de liberación que las FARC calificaron como un gesto dirigido al proceso de paz que mantienen en La Habana con el Gobierno de Juan Manuel Santos. Sin embargo, exigieron que para la entrega se integrara una comisión humanitaria liderada por la exsenadora liberal Piedad Córdoba, que ha sido intermediaria en numerosas liberaciones, algo a lo que Santos se ha opuesto.
La molestia de Santos no es otra que el incumplimiento de la guerrilla al compromiso que hicieron en febrero de 2012 de no volver a secuestrar civiles. “Ahora pretenden liberarlo haciendo un show mediático y queriendo que el país y el mundo les agradezcan su gesto humanitario”, fueron las palabras del mandatario a los tres días del anuncio. Santos solo autorizó la mediación del Comité Internacional de la Cruz Roja, que ya inició contactos con los secuestradores.
Sin embargo, pese al veto, las FARC insistieron nuevamente este miércoles en que están a la espera de que el Gobierno envíe a la comisión humanitaria que propusieron. Además de Córdoba, esta comisión incluye a la CICR y a un integrante de la Comunidad católica de San Egidio, lo que pone en suspenso la liberación de Sutay. “Ya nosotros le mandamos el balón a la cancha del Gobierno, nosotros propusimos una comisión de altas personalidades, no tenemos ningún interés en demorar o dilatar la entrega”, dijo Rodrigo Granda, uno de los negociadores de las FARC en Cuba, culpando al Gobierno de no agilizar la liberación.
La respuesta no se hizo esperar y este miércoles el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, fue enfático en responsabilizar a las FARC por la vida del exmilitar, calificando a la guerrilla de “faltones” (incumplidores) y recordándoles su promesa de no volver a secuestrar. Las FARC consideran que Sutay es un mercenario porque lo encontraron en un “área de guerra” y con objetos como una “cámara secreta en el reloj” y un “uniforme militar en el maletín”. Sin embargo, poco a poco se ha conocido la historia de aventura que hay tras la llegada de este exmarine estadounidense al suroccidente del país, una zona selvática con presencia guerrillera.
Lo único que se sabía era que Sutay –según se lo contó a las FARC– permaneció tres años en la Armada de los Estados Unidos y se retiró hace dos. Ahora también se sabe que entró a Colombia el 8 de junio en un vuelo que partió desde Panamá. En Bogotá estuvo solo dos días y tomó un bus que lo llevaría a San José del Guaviare, una pequeña ciudad selvática. Y aunque el joven exmarine no habla español, por señas dijo que quería visitar algunos resguardos indígenas e ir caminando hasta El Retorno, el lugar donde se cree que finalmente lo secuestraron las FARC. Su destino final era Puerto Inírida, mucho más al occidente en la frontera con Venezuela.
De nada sirvieron las advertencias de los lugareños y de la misma policía, que intentaron explicarle lo peligroso de su aventura, no solo por lo que podría suceder si se internaba solo en la selva sino por el riesgo de encontrarse con guerrilleros. Según los relatos de quienes hablaron con Sutay en San José del Guaviare y que han sido ampliamente divulgados por los medios colombianos, el joven confiaba en su entrenamiento de supervivencia e incluso firmó un documento en el que consta que fue advertido de los riesgos y que asumía la responsabilidad de su seguridad. Fue allí donde compró un machete para abrirse paso entre la selva.
El 16 de junio, Sutay salió caminando de San José del Guaviare rumbo a El Retorno, en el camino conoció a un pastor evangélico que lo hospedó durante dos días más y fue ese religioso el último que pudo dar noticias sobre el exmilitar que ya cumple 41 días privado de su libertad. La policía aseguró este miércoles que mediante trabajos de inteligencia saben que Sutay, por lo menos, está bien de salud.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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