Después de un pulso de cuatro días, que incluyó cacerolazos diarios y graves disturbios callejeros, la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, Tibisay Lucena, anunció que el organismo, con presencia de técnicos de las dos candidaturas, realizará una auditoría de los votos restantes hasta completar el total de los emitidos durante las elecciones presidenciales del pasado domingo.
La decisión responde a la solicitud principal de la oposición, cuyo candidato, Henrique Capriles Radonski, quedó en segundo lugar de acuerdo con los resultados oficiales del CNE, que dieron ganador, por un margen de un 1,7% (algo más de 200.000 votos) al oficialista Nicolás Maduro. La oposición, citando diversas irregulares ocurridas durante los comicios, declaró la misma noche del domingo que no reconocería esos resultados hasta que se produjera un recuento “voto a voto”.
La negativa de realizar la auditoría, esbozada inicialmente por voceros del CNE y otros poderes públicos, encendió la protesta de los seguidores de Capriles en todo el país. Los disturbios produjeron un saldo oficial de ocho muertes y 61 lesionados, así como 250 detenidos.
Lucena hizo el anuncio la noche del jueves por cadena nacional de radio y televisión, a la salida de una reunión de nueve horas con la Junta Directiva del CNE, conformada por cuatro rectoras cercanas al gobierno –incluyendo a la propia Lucena- y un representante de la oposición. De acuerdo con los términos de la decisión, la auditoría tardará 30 días, a razón de 400 urnas diarias. Representa un 46% de las cajas donde se depositaron las papeletas, toda vez que ya se había realizado una auditoría “en caliente” del 54% de los votos el mismo domingo de las elecciones.
La rectora principal del organismo quiso recalcar que la determinación se había adoptado “en aras de aportar a la preservación de un clima de armonía entre venezolanos y venezolanas”, y que se trataba de un derecho que desde el inicio de la crisis había asistido a la parte reclamante, solo que “el plazo de la impugnación daba inicio después de la proclamación del presidente electo”.
Minutos después, desde la sede de su comando, Capriles Radonski reaccionó favorablemente: “Aceptamos esta decisión”.
Felicitó a sus seguidores y al pueblo de Venezuela, a quienes atribuyó el logro, a la vez que les advirtió de que la nueva fase que se inicia “tomará un tiempo” al final del cual, confía, “la verdad no solo saldrá a flote, sino que tendrá consecuencias”.
La escueta declaración de la presidenta del CNE no ahondó en detalles técnicos que podrían resultar decisivos para el resultado de la inspección. Capriles, por su parte, dijo que esos detalles se conocerán pronto, pero que la parte opositora insistirá en que la auditoría contraste las papeletas depositadas en cada urna, con sus respectivas actas y cuadernos de votación. Asegura que en las 12000 cajas que serán objeto de conteo “están los problemas que hemos denunciado”.
Mientras tanto, instó al presidente electo, Nicolás Maduro, a cesar la persecución en organismos públicos contra supuestos simpatizantes de la oposición, recordando que el propio gobierno ha decretado la inamovilidad laboral. “El país espera diálogo, calma, paz”.
Al momento de cerrar esta nota, no se conocía la respuesta del gobierno al anuncio del CNE. El presidente electo, Nicolás Maduro, que debe tomar posesión de su cargo este viernes ante la Asamblea Nacional, se encontraba la noche del jueves en Lima, Perú, en una reunión de Presidentes de la Unión Sudamericana (Unasur) que trata la crisis venezolana.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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