Cerrando un debate judicial que reavivaba la herida abierta de Guantánamo, la Casa Blanca ha asegurado que el sospechoso del atentado del maratón de Boston, Dzhokhar Tsarnaev, no será juzgado en una comisión militar y tratado como un combatiente enemigo sino que será llevado ante un tribunal civil, “sistema que se ha demostrado muy eficaz para investigar y condenar a otros autores de delitos de terrorismo en EE UU”, ha declarado el portavoz del presidente, Jay Carney, en rueda de prensa.
Carney ha puesto como ejemplo el caso del hombre de Detroit que en 2009 intento volar un avión el día de Navidad llevando explosivos en su ropa interior. Umar Faruk Abdulmutallab fue condenado posteriormente por un tribunal civil a varias cadenas perpetuas sin posibilidad de libertad condicional. “Es importante recordar que desde el 11-S hemos usado el sistema de justicia federal para condenar y encarcelar a cientos de terroristas”, ha finalizado Carney.
Casi al mismo tiempo que la Casa Blanca hacía ese anuncio, se ha sabido que a Tsarnaev un juez le ha leido los cargos de los que se le acusa en la cama de su habitación del hospital de Boston, donde se le trata de las heridas del asalto que vivió con la policía durante la madrugada y el día del viernes. A Tsarnaev no se le han leído todavía sus derechos –doctrina Miranda que le garantiza un abogado y le concede mantener silencio- porque la Administración se ha acogido a la excepcionalidad del caso y sus conexiones terroristas, por lo que existen ciertas dudas sobre cual será la trascendencia del acto de ayer.
La fiscalía de Massachussetts ha anunciado que a Tsarnaev se le acusa de “conspiración para usar armas de destrucción masiva contra personas y propiedades de EEUU con resultado de muerte”, cargos que podrían acarrear al ya acusado la pena de muerte en un tribunal federal y no estatal, ya que Massachussetts tiene abolida la máxima pena de su ordenamiento jurídico.
Fuertemente sedado y recuperándose de una grave herida en el cuello, el acusado yace esposado en una cama del hospital Beth Israel de Boston
Fuertemente sedado y recuperándose de una grave herida en el cuello –entre otras-, Tsarnaev yace esposado en una cama del hospital Beth Israel de Boston. Incapacitado para hablar, el acusado ha estado contestando por escrito a las preguntas del equipo de especialistas en lucha contraterrorista que se ha desplazado hasta la ciudad. El joven de 19 años contestó a las demandas de los interrogadores con movimientos de cabeza, según fuentes citadas por la cadena CNN.
Tsarnaev perdió bastante sangre y, al parecer, ha perdido bastate audición como resultado de dos explosiones que se utilizaron para hacerle salir del bote en el que se había refugiado en una casa de la localidad de Watertown, a las afueras de Boston.
A las preguntas que las autoridades policiales más buscan respuestas es a si los dos hermanos tenían planeados otros ataques, si existen otras bombas, explosivos escondidos o armas. También es clave en la investigación determinar si los jóvenes de origen ruso tuvieron cómplices o actuaron solos, que es la teoría por la que apuesta la policía, aunque el FBI y el departamento de Seguridad Nacional siguen con todas las vías abiertas.
Las fuerzas del orden también investigan ahora si el sospechoso que falleció durante el intercambio armado con la policía, Tamerlán Tsarnaev, 26 años, tuvo alguna conexión con un triple homicidio en Massachussetts en 2011, según informó ayer una portavoz de la fiscalía. El FBI identificó la semana pasada al mayor de los Tsarnaev como una de las dos personas implicadas en el atentado que dejó tres muertos y más de 170 heridos hace una semana en Boston. El FBI sigue ahora la pista de si Tamerlán era amigo íntimo de uno de los tres hombres que murieron apuñalados en el cuello en un apartamento de Waltham.
Las fuerzas del orden investigan si el sospechoso fallecido, Tamerlán Tsarnaev, 26 años, tuvo alguna conexión con un triple homicidio en Massachussetts en 2011
La policía considera una persona clave en la investigación a la esposa del mayor de los Tsarnaev, Katherine Russell, con quien tenía una hija de dos años, ya que podría conocer incidentes que le llevaran a actuar como lo hizo hace una semana. El abogado de Russell ha asegurado que su cliente supo de lo sucedido a través de las noticias. “No sabía nada”, dijo Amato DeLuca.
El FBI cree que los hermanos compraron los componentes para fabricar las bombas en alguna localidad cercana a sus residencias pero que las armas llegaron de fuera del Estado, armas para las que no tenían ninguna licencia, lo que ha avivado una polémica ya existente sobre la violencia y las armas de fuego.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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