LONDRES.- Ya se sabe que en Reino Unido se hacen apuestas por todo, y la sucesión papal no es una excepción: en la casa William Hill, una de las empresas más grandes que ofrece posibilidad de juego en cualquier ámbito, los favoritos son los cardenales Peter Turkson, de Ghana, seguido del italiano Angelo Scola.
"Pienso que muchos de nuestros clientes apuestan por Scola porque gran parte de los anteriores papas eran italianos", señaló un portavoz de la casa de apuestas. En cambio, a favor de Turkson pesa la idea de que el futuro de la Iglesia católica está en África.
Quien apuesta hoy dos libras por el cardenal ghanés recibe en caso de ganar cinco. Quien lo hace por Scola recibe 11 libras por cada cuatro. El arzobispo de Viena, Christoph Schönborn, se sitúa en carrera 10-1, mientras que esta vez no hay ningún alemán en las apuestas.
Los latinoamericanos se sitúan muy por detrás, con el argentino Leonardo Sandri como mejor situado (14-1), seguido del brasileño Odilo Pedro Scherer y el hondureño Oscar Rodríguez Maradiaga (20-1).
En William Hill creen que hasta la elección del próximo papa se jugarán en total, en todas las casas de apuestas, un millón de libras esterlinas (unos 1,5 millones de dólares).
No se puede comparar con los ingresos por un partido de fútbol de la Premier League, en los que se llegan a jugar tres millones de libras, pero para ser una apuesta de fuera del ámbito del deporte, la del papa es bastante destacada. Cuando se produce la elección del primer ministro británico se suele mover el doble de dinero.
El experto Leighton Vaughan Williams, profesor de la Nottingham Business School, opina que se podría llegar incluso a los diez millones de libras, lo que convertiría a la elección del papa en una de las mayores apuestas del mundo fuera de los deportes.
En general es difícil estimar el resultado de los cónclaves, porque a diferencia de unas elecciones políticas solamente vota un reducido número de personas que filtra además muy poca información al exterior.
Pero, pese a todo, las apuestas no dejan de ser "la mejor guía que podemos tener", en opinión de Williams.
"Antes del cónclave de 2005, el cardenal Ratzinger era el favorito en las apuestas y abandonó la Capilla Sixtina siendo el nuevo papa", añadió el profesor. Y subrayó que no se trata de un caso aislado: "En la historia a menudo fue elegido el que antes del cónclave era considerado el favorito entre los apostadores, incluso aunque las cuotas luego variaran durante el cónclave".
La pasión apostadora en las elecciones papales tiene una larga tradición, según Williams. "Se pueden rastrear las apuestas organizadas sobre quién será el nuevo papa al menos hasta el año 1513, cuando fue elegido León X".
Tuvieron que pasar 350 años más para que se empezara a hacer con los Presidentes estadounidenses. "Sabemos que por ejemplo entre 1549/1550 algunos bancos romanos organizaron apuestas sobre la elección del papa". Y también entonces el favorito fue el elegido.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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