Ri Yong-ho, jefe del poderoso Ejército de Corea del Norte y uno de los principales consejeros del líder norcoreano, Kim Jong-un, ha sido destituido de todos sus cargos debido a problemas de salud, según ha informado este lunes la agencia oficial KCNA. La decisión ha sorprendido en Seúl, donde expertos y analistas consideran el movimiento muy extraño y dudan de la explicación oficial. Ri, de 69 años, parecía gozar de buena salud en sus últimas apariciones públicas, lo que ha disparado las especulaciones sobre la posibilidad de que Kim Jong-un haya llevado a cabo una purga para marcar claramente su posición en el poder, que heredó tras la muerte de su padre, Kim Jong-il, en diciembre pasado, y rejuvenecer las estructuras dirigentes.
La destitución de Ri de las cúpulas militar y política fue llevada a cabo en una reunión del Partido de los Trabajadores celebrada el domingo, y la razón esgrimida ha sido “su enfermedad”. Ha sido apartado del “comité permanente del Politburó” –el órgano más poderoso del país- y del puesto de vicepresidente de la comisión militar central del partido. No ha trascendido quién le sustituirá. El Ministerio de Unificación de Corea del Sur ha calificado la salida de Ri y la rapidez del anuncio de “muy raras” y ha señalado que está siguiendo la decisión “con interés”.
Ri se convirtió en jefe del Ejército de Corea del Norte -que está integrado por 1,2 millones de personas- en 2009, y ha sido mostrado a menudo en los últimos meses acompañando a Kim Jong-un en sus visitas a cuarteles por todo el país. Fue uno de los siete máximos líderes del partido y oficiales del ejército que acompañaron a Kim Jong-un caminando junto el coche fúnebre que recorrió Pyongyang durante el funeral de Kim Jong-il. El grupo, que también incluía a Jang Song-Thaek, tío del joven Kim, fue considerado en ese momento como el núcleo duro de apoyo al nuevo dirigente, que no llega a los 30 años de edad.
Ri fue visto también el pasado 8 de julio en compañía de Kim Jong-un durante una ceremonia con ocasión del aniversario de la muerte de Kim Il-sung, fundador de Corea del Norte y abuelo del actual líder. De ahí que su inesperada salida haya desatado las especulaciones sobre su posible defenestración. “Puede haber caído en desgracia o haber perdido en una lucha de poder con otros líderes militares”, asegura Yang Moo-jin, profesor en la Universidad de Estudios Norcoreanos en Seúl, citado por France Presse. Según Yang, Pyongyang no suele relevar a altos cargos del partido o del Ejército tan solo por razones de salud. Paik Hank-Soon, del Instituto Sejong, cree que Kim Jong-un está intentando reforzar el control del partido sobre los militares, algo que ya inició su padre a finales de 2010.
Los analistas consideran que el nuevo mandatario, que estudió de adolescente en Suiza, ha puesto en marcha, probablemente, un proceso para sustituir a altos mandos de la vieja generación por otros más jóvenes, más cercanos al partido y a los que pueda controlar más fácilmente. En abril pasado, Kim Jong-un colocó en posiciones claves del partido a jóvenes funcionarios con formación económica, como parte de su esfuerzo por impulsar la economía.
Entre la purga y el ruido de sables
Otros piensan que Ri puede haber intentado consolidar su posición y esto haber disgustado a Jang Song-Thaek –el hombre que se cree que está realmente al mando del país- y Choe Ryong-hae, otro de los altos mandos del Ejército.
Ri Yong-ho era jefe de la Junta de Estado Mayor del Ejército Popular de Corea, y, por tanto, el más alto oficial del poderoso Ejército norcoreano, tan solo detrás de Kim Jong-un, el comandante supremo. En los últimos años, fue promocionado también a importantes puestos en el partido. Ha estado al lado de Kim Jong-un desde que su padre le nombró heredero del trono de la única dinastía comunista del mundo en 2010. A menudo, aparecía entre los dos Kim en los actos públicos.
Cualquier movimiento en la cúpula de Corea del Norte despierta amplios ecos fuera del país, ya que Pyongyang posee supuestamente uno de los Ejércitos más poderosos del mundo y armamento nuclear. La frontera entre las dos Coreas, uno de los últimos reductos de la Guerra Fría, ha sido escenario de choques armados y escaramuzas desde que el conflicto de Corea (1950-1953) finalizó en un armisticio que nunca se convirtió en tratado de paz definitivo.
Pyongyang provocó la indignación internacional en abril pasado con el lanzamiento de un cohete, supuestamente para situar un satélite en órbita, aunque, según Estados Unidos y sus aliados, estaba destinado a realizar la prueba –finalmente fallida- de un misil balístico de largo alcance. El cohete estalló en el aire y cayó al mar a los pocos minutos del despegue.
El Ejército norcoreano ha incrementado en los últimos meses su retórica hostil contra Corea del Sur y su presidente, Lee Myung-Bak, en parte para bruñir los galones del inexperto Kim Jong-un.
El empobrecido país, que en febrero llegó a un acuerdo con Estados Unidos sobre ayuda alimentaria, denunció el mes pasado como una “provocación” las maniobras militares conjuntas llevadas a cabo cerca de su frontera por Washington y Seúl y amenazó con “reforzar aún más su capacidad disuasoria nuclear”. Las negociaciones internacionales sobre el desmantelamiento del programa de armas atómicas norcoreano están paralizadas.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
No comments:
Post a Comment