Home » noticias » Damasco permite a los separatistas afianzarse en el norte para frenar a los rebeldes
Un nuevo actor ha irrumpido en el turbulento escenario sirio mientras todos estaban pendientes de los combates entre las tropas del régimen y los rebeldes. Desde el pasado 19 de julio, decenas de militares del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) —guerrilla separatista kurda fundada en Turquía— han aprovechado la marcha de las tropas del presidente Bachar el Asad para tomar cinco ciudades del norte de Siria.
Sin disparar un tiro, los kurdos han izado su bandera en Afrin, norte de Alepo, en Ayn al Arab, Darbasiya, Amuda y Derik. Turquía, el enemigo histórico del PKK, ya ha anunciado que no aceptará que guerrilleros kurdos se instalen en el norte de Siria. “No permitiremos que un grupo terrorista, ya sea el PKK o Al Qaeda, se establezca en nuestra frontera”, declaró ayer el ministro de Exteriores, Ahmet Davutoglu.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ha acusado a su antiguo aliado, Damasco, de apoyar al PKK. El Asad lleva meses multiplicando gestos hacia los kurdos. Concedió la nacionalidad siria a 300.000 kurdos, una reivindicación histórica. También autorizó al jefe del Partido de la Unión Democrática (PYD), rama siria del PKK, a volver del exilio. En 18 meses, 600 presos políticos del PYD han sido excarcelados
Para Damasco, el PKK no es solo una forma de presionar a Turquía, sino también un freno a la expansión de las tropas rebeldes en el norte. Hace días el PKK impidió que Afrin cayera en manos del Ejército Sirio Libre. Y tendrán refuerzos. Masud Barzani, jefe del Kurdistán iraquí, reconoció esta semana que unos miles de milicianos kurdos de Siria han entrenado en la región iraquí.
La alianza que firmaron el 11 de julio el moderado Consejo Nacional Kurdo y el PYD, bandos tradicionalmente opuestos, complica más las cosas para Turquía, que teme la creación de un Estado kurdo. ¿Cabe esa posibilidad?
Didier Billion, analista francés del Instituto de Investigaciones Internacionales y Estratégicas, cree que la posibilidad es muy remota. “En Siria los kurdos no han podido organizarse como en Irak por culpa de una represión constante. Además, los soldados de El Asad que abandonaron la zona fronteriza pueden volver de un momento a otro”, declaró por teléfono a este periódico.
Según Billion, el mayor obstáculo a la creación de ese Estado —al margen del enorme rechazo que suscita en los países donde viven los kurdos: Turquía, Irak, Siria e Irán— es la fuerte división entre el Consejo Nacional Kurdo y el PYD. Unas grietas que tarde o temprano aflorarán. “El Consejo Nacional Kurdo reclama que se reconozcan su idioma y derechos culturales, y que se les conceda la nacionalidad siria. El PYD solo piensa en su lucha con Turquía, le importan poco las reivindicaciones democráticas del Consejo Nacional Kurdo. Su unión no es viable a medio plazo”, afirma.
“Dejar que el PKK se afiance en el norte puede ser una buena forma de intimidar a Turquía, pero es bastante peligroso para quienes gobiernen Siria en el futuro. Cabe, además, la posibilidad de que los kurdos acaben enfrentados”, concluye Billion.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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