Mientras Bruselas prepara los cimientos de lo que pretende ser la Unión Europea del futuro, Berlín trata de dar prioridad a las reformas que aseguren una mayor coordinación en la política fiscal. Comienza una semana que promete ser clave para el futuro de la eurozona con un encuentro en Berlín entre la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso. La Comisión presentará además el miércoles su propuesta de reforma para el sector financiero, que incluye la intervención directa de los Gobiernos en las entidades con problemas.
El objetivo es evitar futuras quiebras de entidades, que acaben arrastrando al resto del sector financiero. En la actualidad, el Banco de España ya tiene esta potestad, lo que no ha impedido agujeros como el de Bankia y de otras cajas de ahorros que ha puesto al país al borde del rescate. “Cada país deberá decidir si el poder de intervención será del supervisor, del Gobierno nacional o una responsabilidad compartida entre ambos”, señalan fuentes de la Comisión.
Bruselas también fijará las condiciones del fondo que las entidades tienen que dotar obligatoriamente para resolver las crisis financieras. “Queremos crear instrumentos para revolucionar crisis bancarias sin que haya que recurrir al dinero de los contribuyentes”, añaden las mismas fuentes. La propuesta también incluirá la obligación a las entidades de vender alguna parte de la entidad y la separación de activos tóxicos bajo ciertas condiciones.
La reforma del sector financiero será uno de los temas estrella de la cena que unirá este lunes a Merkel y Barroso. Los dos líderes abordarán los temas que llevarán a la cumbre que se celebrará en Bruselas los próximos 28 y 29 de junio. El portugués está preparando junto a los otros tres máximos responsables de las instituciones europeas –los presidentes del Consejo, Herman Van Rompuy, del Banco Central Europeo, Mario Draghi, y del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker- el plan para reestructurar la unión monetaria, según publicó el domingo el periódico alemán Die Welt am Sontag.
Los ejes sobre los que gira este proyecto son reformas estructurales, unión del sistema financiero, unión fiscal y unión política. Se trata de impulsar un plan que abandere la lucha por el crecimiento y no solo por la austeridad en las finanzas públicas. “No hay ningún plan secreto. En la última informal los líderes europeos ya destacaron la necesidad de profundizar en la unión política y fiscal”, ha señalado la portavoz de la Comisión.
Pero nadie garantiza que Bruselas vaya a lograr tan pronto un programa tan ambicioso. “No es realista pensar que en la cumbre de finales de mes los Veintisiete se vayan a poner de acuerdo para aprobar este big-bang en la eurozona. Además, muchas de estas medidas están pensadas para el largo plazo, no para solucionar los problemas que ahora atraviesan países como España o Grecia”, señalan fuentes diplomáticas alemanas.
La jefa de Gobierno alemán pretende arrancar a sus socios un acuerdo para impulsar una mayor cohesión en la política económica europea, lo que incluiría un cargo equivalente al de ministro de Finanzas europeo, y dar más poderes a las tres instituciones europeas más destacadas: la Comisión, el Parlamento y el Tribunal de Justicia. La idea es asegurarse de que antes de que se aprueben medidas que implican la mutualización de la deuda –como los eurobonos que apoya firmemente el nuevo presidente francés, François Hollande- las finanzas de los países del sur de Europa estarán controladas. Tanto los eurobonos como la unión bancaria llegarían en una segunda fase reformista, según los planes de Merkel.
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, apostó este fin de semana por una “autoridad fiscal […] que permita un control centralizado de las finanzas” de toda la eurozona. Al mismo tiempo, España trata de buscar una fórmula para recapitalizar su banca que recuerde lo menos posible a un rescate internacional.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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