Home » noticias » 30 ataques contra chiíes matan a más de 50 personas en Irak Los atentados se dirigían contra concentraciones religiosas y comisarías de policía
Vuelven a repetirse las imágenes de atentados múltiples con decenas de víctimas en Irak. Solo esta mañana 29 ataques, 12 de ellos con coches bomba, han dejado por lo menos 57 muertos y un centenar de heridos en Bagdad y diversas ciudades cercanas. Pero el objetivo ha sido único: la comunidad chií. Grupos extremistas suníes asociados con Al Qaeda intentan reabrir la brecha sectaria que llevó al país al borde de la guerra civil entre 2006 y 2007, y tumbar al Gobierno de Nuri al Maliki, cuyas políticas no han ayudado cerrar aquella herida.
El primer atentado, que ha causado 22 muertos y 38 heridos, se ha producido en Hilla, la capital de Babilonia, una provincia mayoritariamente chií como el resto del territorio al sur de Bagdad. Dos coches bomba, al parecer uno de ellos conducido por un suicida, han estallado a la puerta de sendos restaurantes frecuentados por miembros de las fuerzas de seguridad, según Reuters. Era la hora del desayuno y un minibús lleno de policías acababa de parar, por lo que el grueso de las víctimas eran agentes del orden público, una profesión en la que hay pocos suníes.
Aún no habían dejado de sonar las sirenas de las ambulancias cuando se ha producido la primera de cuatro explosiones en el barrio de la Kadhimiya de Bagdad. Al menos han causado 18 muertos entre los numerosos peregrinos que se están congregando para celebrar el próximo lunes el aniversario de la muerte de Musa al Kadhim, el séptimo de los doce imames reverenciados por los chiíes.
Esta peregrinación, una de las numerosas que salpican su calendario religioso, atrae a decenas de miles fieles de todo Irak e incluso de otros países. Así que desde el principio de esta semana la policía había puesto en marcha una operación de seguridad especial, e instalado controles de acceso a la explanada de las dos mezquitas de Kadhimiya. Precisamente en uno de ellos ha estallado una de las bombas.
Casi de forma simultánea, dos coches bomba han estallado en Karrada y Nahrawan, dos barrios de Bagdad, que sirven de punto de reunión para los peregrinos antes de alcanzar el santuario, algo que la mayoría hace a pie. Otros dos coches bomba han matado a cuatro personas en Balad, un tercero ha dejado 3 muertos y 17 heridos en Kerbala, y otro más ha causado un muerto y cuatro heridos en Haswa. Todas ellas localidades situadas a entre 50 y 60 kilómetros alrededor de la capital. A esas muertes hay que sumar cinco soldados tiroteados por unos desconocidos en un puesto de control.
“Lamentablemente, no es nada nuevo y se esperaba”, señala un observador político en Bagdad. Ha sido el atentado más grave desde marzo, pero solo en mayo murieron 132 iraquíes en ataques similares.
Aunque desde los años aciagos de 2006-2007 la violencia se redujo notablemente en Irak, tras la retirada de las tropas estadounidenses el pasado diciembre ha habido un notable repunte cuyo objetivo resulta evidente. Las tensiones entre los diferentes grupos sectarios han debilitado al Gobierno de Al Maliki, a quien acusan de no compartir el poder entre los diferentes bloques que apoyaron su nombramiento. Desde hace meses, el ministro vive pendiente del riesgo de que suníes, kurdos y algunos rivales chiíes logren el respaldo suficiente para presentarle una moción de censura.
De hecho, hoy es el tercer día de este mes que los atentados llegan a los titulares de los informativos. El domingo dos bombas de mortero alcanzaron también la explanada de la Kadhimiya donde se concentran los peregrinos, causando 6 muertos y 38 heridos, y unos días antes un suicida hizo estallar su coche bomba ante una centro religioso chií de la capital, dejando 26 muertos y dos centenares de heridos. En esa ocasión se responsabilizó del ataque el autodenominado Estado Islámico de Irak, un grupo afiliado con Al Qaeda.
Aunque nadie ha asumido la autoría, los beneficiarios de la cadena de atentados son los mismos que comparten la ideología nihilista y violenta de ese grupo radical suní.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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