En una nueva muestra de que Mitt Romney está aglutinando el apoyo de los líderes del Partido Republicano, este miércoles su campaña anunció que ha recibido el apoyo del expresidente George H. W. Bush, que goberno entre 1989 y 1993). Bush se entrevistará con el exgobernador de Massachusetts el jueves en Houston (Texas) para hacer oficial su respaldo. El expresidente se suma a otros miembros de su familia, como su hijo Jeb, exgobernador de Florida o su mujer Barbara, que ya se han decantado a favor del candidato.
Bush aprovechará el encuentro para instar al resto del Partido Republicano a que se una alrededor de Romney. Un llamamiento que el resto de los candidatos en liza no tienen previsto seguir. Todos pretender llegar a la Convención Republicana de agosto en Tampa manteniendo intactas sus posibilidades de influir en la decisión final de los delegados.
Es el caso de Newt Gingrich. El antiguo presidente de la Cámara de Representantes, pese a tener claro que jamás podrá ganar la nominación republicana, no está dispuesto a tirar la toalla, pero la falta de fondos de su campaña –en febrero entró en números rojos- y el descenso de aportaciones de sus principales donantes, le han obligado a cambiar su estrategia. Gingrich se ha visto forzado a prescindir de un tercio de su equipo así como de su director de campaña, Michael Krull.
Su agenda y su discurso también se han visto afectados por los recortes. El candidato ha decidido reducir sus viajes y en los próximos meses únicamente participará en las primarias de aquellos Estados tenga posibilidades de obtener buenos resultados, según ha indicado a los medios su portavoz, R.C. Hammond. A partir de ahora centrará su mensaje en “grandes ideas” que hará llegar a sus fieles a través de vídeos y de las redes sociales.
Gingrich solo ha ganado las primarias en dos Estados y con 141, según Real Clear Politics, ocupa un discreto tercer lugar en cuanto a número de delegados acumulados, muy alejado de Romney (565) y Rick Santorum (256). La semana pasada en Illinois, con el 8% de los votos, acabó en último lugar, por detrás de Ron Paul.
Paul es otro de los aspirante que no tiene previsto abandonar antes de agosto. El septuagenario representante por Texas no ha ganado ninguna primaria pero su candidatura es una de las que más aportaciones económicas recibe. Su discurso libertario es recibido con entusiasmo en las universidades que visita. Paul quiere hacer valer su escaso número de delegados (66 hasta ahora) en la Convención Republicana. Los analistas dan por seguro que, como Bush, finalmente apoyará a Romney. Él todavía no ha desvelado sus intenciones.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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