VAN, Turquía.- Rescatistas encontraron este viernes seis cuerpos, entre ellos el de un niño, cuando excavaban entre los escombros que dejó el último sismo en Van, una ciudad del este de Turquía que ya había sufrido un terremoto.
La cifra de muertos por el temblor de 5,7 de magnitud del miércoles subió a 18, mientras continuaban las operaciones de búsqueda y rescate en los dos hoteles del centro de la ciudad que fueron los únicos edificios ocupados en colapsar.
La mayoría de los residentes habían abandonado sus casas después del terremoto anterior, ocurrido hace casi tres semanas. Van es una ciudad mayoritariamente kurda.
Aunque la pérdida de vidas ni se acercó a los más de 600 muertos provocados por el sismo del 23 de octubre, el último desastre agravó el descontento con un operativo de rescate que dejó a muchas personas sin carpas, pese a la insistencia del Gobierno de que había ofrecido una cantidad suficiente.
La desesperación se agudizó debido a la llegada del invierno. El viernes comenzó a nevar en la ciudad de 1 millón de habitantes, rodeada de montañas cuyas cumbres ya están cubiertas de nieve.
El jueves, la policía disparó gases lacrimógenos para dispersar a unos 200 manifestantes que reclamaban la renuncia del gobernador estatal, diciendo que no había suficientes carpas para las personas que tenían miedo de regresar a sus hogares damnificados.
Las réplicas han sacudido al área con una preocupante regularidad desde el sismo de 7,2 del 23 de octubre, aunque los expertos dicen que el temblor del miércoles representó un nuevo evento sísmico más que un efecto del anterior, según el viceprimer ministro Besir Atalay, que dirige el esfuerzo de rescate.
Un temblor de 5,7 normalmente no causaría demasiado daño, pero los edificios de la ciudad ya estaban debilitados por el sismo anterior y cerca de 22 se derrumbaron.
Los equipos trabajaban para despejar los escombros usando máquinas, picos y grúas. "Vamos a seguir buscando hasta que se hayan limpiado todos los restos", dijo un rescatista de la gendarmería paramilitar, mientras tomaba una taza de té e intercambiaba el turno con un colega.
El terremoto dejó a la ciudad sin electricidad, pero el operativo de rescate continuó durante la noche gracias a la luz suministrada por generadores móviles
Los campamentos con refugiados fueron instalados en las afueras de la ciudad, pero muchas familias colocaron sus carpas cerca de sus casas, aunque las autoridades quieren llevarlas a centros más organizados, donde las condiciones sanitarias están mejor reguladas.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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