Los políticos norteamericanos saben que en toda reunión en la que participan, en cada conversación en la que expresan una opinión, hay alguien que toma notas, aunque sea mentalmente, que en algún momento, un año después, cinco años después o un cuarto de siglo después, será trasladado a un impactante título que, aunque sea brevemente, hará furor en las librerías.
Unas veces sus autores son antiguos funcionarios con deseos de revancha, de notoriedad o de dinero -estos libros se cotizan alto. Otras, son periodistas especializados ante los que se desahogan los poderosos bajo la promesa de una confidencialidad que acaba siendo relativa. Pero la realidad es que este género tiene ya una larga tradición en Estados Unidos y sigue gozando de muy buena salud. Algunos se quejan de que estas publicaciones, la amenaza que representan, limitan la comunicación entre los máximos responsables de gobernar y despiertan suspicacias y sospechas inconvenientes. Otros creen, sin embargo, que son un magnífico instrumento complementario para la fiscalización de la actividad pública.
Todo lo que hoy está ocurriendo secretamente en Washington, incluidas las decisiones que se tomen en el Ala Oeste de la Casa Blanca, donde están instaladas las principales oficinas ejecutivas de la presidencia, aparecerá algún día publicado en algún libro.El caso más reciente es el de
Confidence Men, escrito por Ron Suskind, que esta semana ha sido puesto a la venta y que recoge el transfondo de las principales decisiones económicas que ha tomado hasta la fecha Barack Obama. El libro, ampliamente distribuido entre los círculos políticos y periódisticos antes de su publicación oficial, ha sido recibido como un gran regalo por la oposición republicana y como una puñalada por la espalda por el Gobierno. Describe a
un presidente dubitativo en la toma de decisiones e impotente para resolver las divisiones en su equipo de colaboradores. Éstos aparecen como una panda de vanidosos en contaste disputa por el protagonismo e insatisfechos por el trato que reciben.
Larry Summers, que dirigió el Consejo de Asesores Económicos hasta el año pasado, es quien peor parado sale en estas 500 páginas donde se mezclan presuntas revelaciones y deduciones mejor o peor fundamentadas. Arrogante, autoritario y manipulador son algunos de los adjetivos que se le adjudican. Pero tampoco quedan muy bien otras antiguas estrellas del equipo económico del presidente, como Peter Orszag o Christina Romer. A ésta última se le atribuye la frase de que se sentía "como un pedazo de carne" en medio de una Administración machista que no presta la atención debida a las mujeres que la integran.
Romer ha negado haber pronunciado esa frase. También Summers, Orszag y otras fuentes mencionadas en este trabajo han aclarado que sus declaraciones están gravemente sacadas del contexto en el que fueron pronunciadas. Demasiado tarde.El libro ha conseguido ya su impacto y el desconcierto en el equipo económico de Obama en sus primeros dos años es ya una verdad establecida.
Quizá sea justo que así sea. Suskind, al fin y al cabo, es un prestigioso premio Pulitzer que ha triunfado ya en el pasado con varios libros semejantes. Gozó, además, durante la elaboración de esta obra de un gran acceso a las actividades en el Ala Oeste, incluida una entrevista con Barack Obama. El clima de desconcierto que describe, por otra parte, resulta coherente con lo que puede imaginar cualquiera que siguiera de cerca la actualidad política en Washington en aquellas primeras fechas de la presidencia de Obama.
Pero eso no resuelve las dudas sobre la veracidad de algunos de los episodios que el libro relata. Confidence Men pertenece a ese género que, en torno a algún hecho cierto, recrea una realidad circundante en la que se pretende descubrir los pensamientos de los protagonistas, las conversaciones privadas o las reacciones emocionales en los momentos cruciales. Así son estos libros desde hace muchos años. Uno de los más célebres autores de esta especialidad, Bob Woodward, recoge entrecomillada en The War Within, uno de su larga lista de éxitos, la conversación íntima entre el general George Casey y su esposa antes de salir para Irak.
Para los periodistas que no gozamos de tan privilegiado acceso, estos libros son, por supuesto, una fuente de información y entretenimiento. Son otra expresión de la cultura del espectáculo y de la transparencia de este país, un asunto del que hablaremos en otro momento.
Antonio Cano
RosasSinEsspinas
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