El objetivo inmediato de la comunidad internacional que ha apoyado a los rebeldes en el conflicto libio es que la situación en ese país no se convierta en una repetición de los errores que sumieron a Irak en un vacío de poder tras la invasión liderada por EE UU en 2003. El Consejo Nacional de Transición (CNT) asegura que necesita urgentemente 3.400 millones de euros para mantener la infraestructura básica del Estado en funcionamiento. Por ahora la ONU ha aprobado desbloquear fondos que Muamar el Gadafi tenía en el extranjeroque que reportarán 1.000 millones de euros a los rebeldes, propuesta de resolución llevada por Estados Unidos esta semana al Consejo de Seguridad.
El coronel tenía, a su nombre o al de miembros de su familia y Gobierno, 70.000 millones de euros en cuentas fuera de Libia que fueron congeladas. De ese dinero, un 75% se halla en bancos de EE UU, Reino Unido y Alemania. En total, incluyendo otras inversiones, como propiedades inmobiliarias, Gadafi atesoraba una fortuna de 111.000 millones de euros en el extranjero. La Casa Blanca lideró el esfuerzo diplomático para que ese dinero, la mayor parte del cual quedó congelado por sanciones por la represión gubernamental contra los rebeldes, quede ahora a disposición del nuevo Gobierno provisional.
Después de sopesar a última hora de ayer la propuesta de EE UU, el Consejo de Seguridad le dio luz verde. Se trataba de la segunda vez que Washington intenta aprobar una medida similar. La primera, el 8 de agosto ante el Comité de Sanciones del Consejo de Seguridad, un mecanismo en el que necesitaba unanimidad por parte de sus 15 miembros. Esta semana, Washington optó por la vía de la resolución, más realista, ya que solo requiere nueve votos a favor y ningún veto.
Sudáfrica, que es miembro de turno del Consejo, amenazaba precisamente con ese veto. Johanesburgo propuso a la ONU descongelar únicamente 345 millones de euros para fines humanitarios. El primer ministro británico, David Cameron, lideró el esfuerzo diplomático para disuadir a Sudáfrica de un posible veto. Llamó al presidente Jacob Zuma y, según aseguró Downing Street en un comunicado, "ambos llegaron al acuerdo de que Libia ahora tiene la oportunidad de vivir una transición a un Gobierno democrático y pacífico".
Esa postura es una muestra de las reservas que tienen muchas naciones del continente africano respecto al Gobierno de transición. Después de ver fracasar sus aspiraciones de fomentar la unidad árabe, el coronel destinó numerosos recursos a esos países. Fue uno de los fundadores y mayores patrocinadores de la propia Unión Africana. De hecho, de los países subsaharianos, solo Gambia, Senegal, Gabón, Nigeria, Burkina Faso, Chad y Etiopía habían reconocido hasta hoy al CNT.
Otros países aliados de los rebeldes libios han emprendido una ofensiva diplomática para dotar al nuevo Gobierno de liquidez de forma inmediata. Italia, uno de los mayores socios comerciales de Libia, ha anunciado hoy que avanzará 350 millones de euros de cuentas congeladas a Gadafi. Además, la petrolera italiana Eni, la que tiene mayor presencia en Libia, firmará el lunes un acuerdo con el Gobierno de transición para abastecer a la población civil de carburante y gas natural.
El primer ministro Silvio Berlusconi ha anunciado ambas medidas en Milán, en una rueda de prensa conjunta con Mahmud Yibril, primer ministro del Gobierno de los rebeldes libios. "Necesitamos ayuda de forma urgente", ha dicho Yibril, que el día anterior visitó Francia para tomar parte en una reunión del llamado Grupo de Contacto, que ayudará en la reconstrucción del país.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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