Escuchando los mensajes sabios del hermano Pablo, hombre de una sabiduría muy elevada, de esas que alimentan el espíritu, de aquellas que dan crecimiento y enriquecen tu vida. Las escuchas y luego cuando analizas su contenido, es bastante desalentador ver que ciertamente estamos viviendo en un mundo lleno de basura, donde a medida que avanza la tecnología, así mismo va en decadencia el ser humano.
Olvidamos que venimos de un ser de Luz, que nos creo para que esa Luz nos sirva de guía y para que a la misma vez podamos guiar a otros, nos volvemos miserablemente egoístas y perdemos todos los principios que rigen a los hijos de Dios. Todos somos hijos de Dios, por lo tanto deberíamos de sentirnos orgullosos de que nos haya favorecido en el dia mismo de la creación, pues la Biblia da testimonio de que nos creo a su imagen y semejanza, pero que por amarnos tanto, no quiso hacer de nosotros maquinas, que solo obedecieran a un patrón, fue tan generoso que nos regalo el libre albedrío. Dime de qué manera hace uso el hombre del privilegio de poder tomar decisiones?,
Ciertamente no hemos sido lo suficientemente sabios en cuanto a saber agradecer y retribuir de la mejor manera el hecho de haber sido favorecidos con tantas bendiciones, como dice el hermano Pablo en su reflexión estamos escribiendo nuestra propia Biografía, pues como seres únicos, nuestras vidas tienen distintos senderos y diferentes razones, unas para bien y otras para mal, pero en fin cada quien tendrá que dar cuenta en su momento de sus actos. Dios dice claramente en su palabra que “Maldito el Hombre que cree en el Hombre”, esto se desprende de muchas razones y una de ellas es el hecho de que llega un momento determinado, en el que el hombre embriagado de si mismo se olvida de que somos aves de paso, se regocijan ante los halagos desmedidos de los demás y se va envileciendo y perdiendo su verdadero valor como hijo de Dios.
No caigas en el juego estúpido, de ser ciertamente un soberano estúpido, creyéndote mejor que nadie, recuerda que cuando llegue la hora de que la carne sea entregada al seol, el mismo gusano que come la carne del rico y sabio, comerá la del estúpido y la del necio.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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