El movimiento se enfrentaba hoy a su prueba de fuego, en el cuarto día de movilizaciones, pero la Junta Electoral de Madrid la ha echado por tierra. En una resolución notificada a la Delegación del Gobierno, alega que no existen "causas extraordinarias y graves" que justifiquen la convocatoria urgente de la concentración y la veta por motivos electorales e influir en el derecho de los ciudadanos a decidir libremente su voto. Los convocantes querían mantener el pulso hasta el 22-M, pero ahora tienen una primera resolución oficial en su contra.
La Junta Electoral de Madrid cree que la petición del voto responsable a la que se refieren los convocantes "puede afectar a la campaña electoral y a la libertad del derecho de los ciudadanos al ejercicio del voto". Esta mañana la Delegación del Gobierno se ha reunido con algunos de los convocantes que pretendían legalizar la protesta que se iba a celebrar a las 20.00 en la Puerta del Sol de Madrid.
Fuentes de la Delegación del Gobierno aseguran que pondrán en marcha el dispositivo policial oportuno para impedir que se pueda celebrar la protesta. Ya ha habido reuniones entre la delegada del Gobierno, Dolores Carrión, y el jefe superior de Policía, Javier Redondo, para desplegar a los agentes "necesarios" para que de forma preventiva no se pueda llevar a cabo la concentración. La resolución ya ha sido notificada a las partes, por lo que las fuentes de la Delegación esperan que todo se desarrolle de forma normal y no haya incidentes.
Ya en la asamblea que se celebró en la Puerta del Sol al filo de la medianoche algunos portavoces barajaban que el éxito de la movilización dependía de que los acampados se quedaran allí hasta el amanecer. Pero ahora la situación ha cambiado.
Mientras llega la hora de la convocatoria, el interés por el movimiento se ha trasladado a las redes sociales, que llevan cuatro días en una conversación ininterrumpida sobre lo que está suponiendo esta movilización. También los partidos políticos, inmersos en la campaña, han puesto sus ojos en lo que ocurre en la Puerta del Sol, a la espera de en qué pueda derivar una protesta sobre la que no tienen ningún control.
Más de 300 jóvenes permanecen desde esta mañana en la Puerta del Sol, convertida desde el domingo en el epicentro de las protestas sociales contra el sistema. Tras la multitudinaria acampada de anoche, desde primera hora han empezado a organizarse para pasar el día, vigilados por la policía que, al contrario que ayer, no ha intervenido. Anoche, cerca de 4.000 personas, según las autoridades, respondieron al llamamiento que corrió por las redes sociales para reunirse a las ocho de la tarde en la céntrica plaza. La idea es mantener la acampada al menos hasta el próximo domingo y convocar una gran movilización el viernes o el sábado.
Tras dormir muy pocas horas, comparten cafés traídos en termos y se despiden de los que dejan la zona para ir a trabajar o a la Universidad. Los presentes, movilizados en muchos casos a través de las redes sociales por diferentes colectivos ciudadanos en protesta por la situación política y social, han creado siete comisiones para distintos trabajos: alimentación, infraestructuras, acción, comunicación, coordinación interna, legal y limpieza.
Los servicios de limpieza han pasado por la plaza y los congregados, que no quieren que su convocatoria suponga un gasto público, han apilado los cartones que usaron para dormir con el fin de reutilizarlos. La plaza empieza a recobrar su ritmo normal, con el paso del tráfico, los turistas y los vecinos, muchos de ellos sorprendidos. Una mujer de mediana edad les ha dicho: "Os paga la izquierda por molestar al Ayuntamiento". Ha sido abucheada. Un jubilado les ha enseñado el recibo del banco para que vean lo poco que le queda hasta fin de mes.
Además de en Madrid, la noche ha sido larga en otras ciudades españolas. En Granada, la policía ha desalojado de madrugada uno por uno al centenar de integrantes del movimiento 15-M que estaban acampados en el paseo del Salón y detuvo a tres personas de 22, 23 y 34 años, que han sido liberadas pasadas las dos de la tarde con cargos de "resistencia a la autoridad" -algo que niegan los manifestantes-. Los integrantes del movimiento 15-M solicitarán hoy permiso para volver a concentrarse a las ocho de la tarde en la Plaza del Carmen de Granada. En el resto de ciudades andaluzas, las concentraciones se disolvieron sin incidentes. En el caso de Sevilla se ha convocado una acampada indefinida en la plaza de la Encarnación a partir de mañana.
En Madrid, decidieron anoche quedarse hasta el domingo. La multitud se sentó en el suelo y el silencio recorrió la plaza. "¿Queréis que nos quedemos aquí?", preguntó una chica con un megáfono. El "sí" unánime desató los aplausos. Cercados por cerca de 300 policías que controlaban todas las calles aledañas a la plaza, los manifestantes fueron abarrotando Sol al grito de "lo llaman democracia y no lo es" o "menos policía y más educación". A las ocho de ayer, un aplauso, acompañado de una sonora pitada, marcó el comienzo de la protesta. Había jóvenes y no tan jóvenes. Carmen Rivero, de 51 años, estaba casi emocionada: "Nos han quitado la dignidad pero estamos empezando a recuperarla".
En la barcelonesa plaza de Cataluña, el número de asistentes no se resiente. Alrededor de 50 personas continúan instaladas en uno de los puntos más representativos de la capital catalana –cerca de unas 200 pasaron la noche al raso-, con el objetivo de permanecer allí hasta la jornada electoral del domingo. La misión de hoy ha consistido en cubrir la mayor parte de la plaza con pancartas con lemas como: “Esta plaza ha sido ocupada en nombre del pueblo” o “No nos representan partidos ni sindicatos”. Este es uno de los puntos en los que más hincapié hacen dese la organización. “Queremos remarcar que Democracia Real YA es una plataforma apartidista y asindical”, sostiene el impreso repartido desde la organización. Los visitantes, que durante la mayor parte de la mañana han superado en número a los miembros del campamento, han animado a los asistentes ha continuar con la protesta: “Yo tengo una hija de 24 años, en paro, con una hipoteca a 50 años que va a estar ahogada toda la vida. Tenéis que seguir luchando para que todo esto cambie”, informa Gorka Pérez.
El movimiento que comenzó el pasado domingo con multitudinarias manifestaciones en más de 50 ciudades de España en protesta por la crisis económica y política no se detiene y a apenas cinco días de las elecciones autonómicas y municipales los indignados, como ya se les conoce, han tomado el protagonismo de la campaña electoral. Laplataforma Democracia Real Ya!, convocante de las marchas del domingo, se desvincula ahora del movimiento. "Nosotros solo lo empezamos, ahora son los ciudadanos los que se han organizado", dijo Carlos Paredes, uno de sus portavoces, que aprovechó las cámaras de los medios de comunicación para pedir "a aquellos que quieren montar gresca que se queden en casa".
Insisten en que es un movimiento pacífico, que aboga por "despertar la conciencia social" y se desmarcan de cualquier partido político o asociación. "Somos ciudadanos y tenemos derecho a indignarnos", gritó una joven a través del megáfono. E indignada estaba Andrea Foch, que no dudó en introducirse en el tumulto empujando el carrito de su bebé de unos meses.Tiene 27 años y a los cinco meses de embarazo la echaron de la escuela infantil en la que trabajaba como educadora porque iba a ser madre. "Para indignarse, ¿no?", pregunta mientras inicia una consigna que enseguida cala entre la gente y se repite: "Indignados y organizados".
Con la decisión de acampar en la plaza tomada al grito de "¡no nos vamos!" y "no tenemos casa nos quedamos en la plaza", una chica que tomó la palabra durante la asamblea exigió compromiso. "Si decimos que sí es que sí, que luego nos quedamos pocos y nos pegan", dijo en referencia a la carga policial que desalojó el campamento espontáneo que se había formado el domingo. Los manifestantes contestaron con risas y aplausos.
Y tras las decisiones, comenzó la organización del campamento. A las once de la noche una lona gigante celeste cubría parte de la plaza y el suelo estaba alicatado con cartones. En Tirso de Molina se montó un puesto gratuito de comida y bebida, que se fue abasteciendo a medida que avanzaba la noche por medio de donaciones. Un cocinero, por ejemplo, llevó hasta 40 litros de salmorejo. "Que esto no se convierta en un botellón", advirtió desde el principio un grupo de jóvenes, que se hizo cargo de la organización.
Se crearon cinco comisiones: alimentación, comunicación, infraestructuras, acción y actividades y asesoramiento legal ante posibles denuncias. Todo el que quisiera colaborar solo tenía que decirlo. En torno a las tres de la madrugada, la Puerta del Sol seguía llena de gente y las mantas y los sacos de dormir se amontonaban alrededor de la estatua de Carlos III a lomos de su caballo. Las garrafas de agua comenzaron a pasar de mano en mano. Y el goteo de voluntarios que se acercaban al caballo de Carlos III preguntando qué podían hacer no paraba.
Los policías, aún en sus posiciones, siguieron sus movimientos desde lejos. Apostados ante la sede del Gobierno regional, que estaba flanqueado por nueve furgones policiales, y en las calles cercanas. Pero en esta ocasión, si no había disturbios, los agentes no pensaban desalojar a los jóvenes, informa F. J. Barroso. Por si acaso, el campamento estaba preparado. Si intentaban desalojarlos, los acampados tenían varios ramos de margaritas y claveles para repartir entre los agentes. La protesta se convirtió casi en una fiesta con música y corrillos de gente sentada sobre los cartones.
De lo que tampoco se olvidaron ayer los manifestantes fue de los 19 detenidos en los disturbios que se produjeron el domingo al término de la marcha, y que ayer salieron en libertad con cargos. Los jóvenes aseguran que la policía detuvo, además, a cinco menores de edad. Conscientes del eco que ha tenido su acción, con réplicas en numerosas ciudades de España, los indignados quieren ahora que su voz llegue a todo el mundo y animan a sus "vecinos europeos" a secundar las protestas.
Cerca de las tres de la madrugada todavía había centenares de personas. Una pancarta enorme con el lema "Lo llaman democracia y no lo es" fue colgada de un edificio del centro de la plaza. La policía advirtió a los organizadores de que no se podía beber en la calle y, por el megáfono, los jóvenes no dejaron de advertir a la gente para que nadie entrase en el campamento con bebidas alcohólicas. Los agentes también les informaron de que no podían juntarse grupos de más de 20 personas, bajo la amenaza de dispersarlos. Una misión casi imposible ante la cantidad de gente. La primera noche al raso en Sol, pintaba larga.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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