John Kerry ha iniciado este viernes en Seúl su primer viaje a Asia-Pacífico como jefe de la diplomacia estadounidense. El Secretario de Estado llega a la región en medio de una de las peores crisis que vive la península coreana desde el fin de la guerra de Corea (1950-1953), y cuando Pyongyang está listo para disparar “en cualquier momento” un misil de alcance medio, según los servicios de inteligencia surcoreanos y estadounidenses. Después de Seúl, viajará a China y Japón. Kerry intentará presionar a Pekín para que haga más para convencer a Pyongyang de que ponga fin a la escalada de tensión.
En sus primeras palabras, el secretario de Estado ha urgido a Pekín a garantizar que Pyongyang abandone su programa nuclear. "Si esa es su política", ha manifestado Kerry en relación a la postura china frente al régimen norcoreano, "tienes que poner algún diente en ello". El máximo responsable de la diplomacia estadounidense ha recalcado de igual modo que EE UU no dudará en defenderse si es necesario, aunque ha aclarado que su viaje pretende "aumentar las posibilidades de llegar a la paz" a través del diálogo.
Kerry ha mencionado como condiciones necesarias para las conversaciones que Corea del Norte abandone sus hostilidades y "acepte las normas internacionales" y que, a diferencia del pasado, "muestre seriedad" al asumir un futuro compromiso de desnuclearización.
Corea del Norte hace coincidir a menudo sus provocaciones con visitas políticas o acontecimientos de alto nivel para generar el mayor impacto posible, y el viaje de Kerry a los tres países ofrece una amplia ventana de oportunidades. Además, el lunes que viene, 15 de abril, Corea del Norte celebra su principal fiesta nacional: el aniversario del nacimiento de Kim Il-sung, fundador del país y abuelo del actual líder Kim Jong-un. El régimen utiliza normalmente las grandes festividades para hacer un despliegue de poderío, por lo que sería una razón añadida para llevar a cabo entonces o este fin de semana el lanzamiento del misil.
Durante las celebraciones del año pasado, disparó un cohete, supuestamente destinado a colocar un satélite de investigación en órbita, que estalló a los pocos minutos de comenzar el vuelo y cayó al mar. El siguiente lanzamiento, en diciembre, tuvo éxito. Estados Unidos y sus socios lo calificaron de prueba encubierta de un misil balístico.
El viaje de Kerry se produce después de que el jueves trascendiera, por primera vez, que Pyongyang probablemente ha avanzado en el desarrollo de su tecnología nuclear hasta el punto de poder armar un misil balístico con una cabeza atómica, aunque el proyectil sería de fiabilidad baja. Así lo señala un documento elaborado por la Agencia de Inteligencia de Defensa del Pentágono (DIA, en sus siglas en inglés), que fue revelado parcialmente durante una audiencia pública en el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes del Congreso en Washington.
Posteriormente, el Pentágono matizó que sería “impreciso sugerir que el régimen norcoreano ha probado, desarrollado o demostrado totalmente” el tipo de capacidades nucleares mencionadas en el informe.
En el mismo sentido, se ha manifestado este viernes el Gobierno surcoreano, que ha asegurado que no cree que su vecino haya sido capaz de fabricar una cabeza nuclear lo suficientemente pequeña para colocarla en un misil. “Nuestra evaluación militar es que el Norte no la ha miniaturizado aún”, ha dicho Kim Min-seok, portavoz de Defensa, informa Reuters. El portavoz de Exteriores chino Hong Lei ha declinado en rueda de prensa comentar el informe de la agencia del Pentágono, y ha reiterado la posición habitual de Pekín de que hay que resolver la situación mediante el diálogo.
Pyongyang aseguró ayer que ha colocado “medios poderosos para golpear en posición de espera, de cara a un lanzamiento, y que las coordenadas de los objetivos han sido colocadas en las cabezas explosivas”. Aunque no lo menciona, la frase parece referirse a un misil.
Seúl y Washington sospechan que el Norte se dispone a lanzar un proyectil de alcance medio, probablemente un Musudan, que puede llegar a 3.000 a 4.000 kilómetros, por lo que podría golpear Corea del Sur, Japón y el territorio estadounidense de Guam, en el Pacífico.
El disparo violaría las resoluciones de la ONU, que prohíben al Norte todo tipo de actividad de misiles balísticos y pruebas atómicas, y elevaría aún más la tensión que vive la península desde hace semanas. Pyongyang ha reaccionado con ira a las sanciones que le fueron aplicadas por la ONU tras lanzar un cohete en diciembre pasado y ejecutar una prueba nuclear el 12 de febrero, y a las maniobras militares conjuntas que están realizando Corea del Sur y Estados Unidos en la región. Los analistas creen que el despliegue de retórica y amenazas está destinado a fomentar la lealtad del pueblo norcoreano hacia el joven e inexperto Kim Jong-un y presionar a Estados Unidos para que se siente a negociar un tratado de paz definitivo de la guerra de Corea, que finalizó con un armisticio, y restablezca las relaciones con Pyongyang.
Los expertos no creen que Corea del Norte efectúe un ataque similar al que dio inicio a la guerra de Corea, pero temen que la tensión o un error de cálculo provoquen una escaramuza, que degenere en un conflicto grave. Estados Unidos, Corea del Sur y Japón han desplegado barcos y baterías con sistemas de defensas antimisiles para interceptar cualquier potencial ataque. Corea del Sur se encuentra en el tercer nivel más alto de alerta de un total de cuatro -“amenaza vital”- ante los preparativos del lanzamiento del misil por parte de Pyongyang.
El presidente estadounidense, Barack Obama, hizo el jueves sus primeros comentarios públicos desde que comenzó la espiral de retórica norcoreana. Urgió al régimen de Kim Jong-un a que ponga fin a sus amenazas nucleares, y dijo que “dará todos los pasos necesarios” para proteger a los ciudadanos americanos. James Clapper, director de Inteligencia Nacional, instó a Pekín a que haga más para diluir la crisis. “Si alguien tiene influencia real sobre Corea del Norte, es China”, afirmó en el Congreso, informa Associated Press. “Y los indicios que tenemos es que China está bastante frustrada con el comportamiento y la retórica beligerante de (…) Kim Jong-un”. El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, se sumó a las peticiones de acción internacional y pidió a China y otras naciones que tienen influencia sobre Corea del Norte que ejerzan su liderazgo para reducir la tensión. Kerry ahondará en esta vía en Pekín.
Pyongyang ha intentado amedrentar a los extranjeros en Corea del Sur. El martes pasado les aconsejó que se fueran del país para evitar verse envueltos en “un conflicto termonuclear”. También ha advertido a las embajadas en Pyongyang que las evacúen. De momento, solo Taiwán parece haber tomado medidas. Ha instado a sus ciudadanos a que suspendan los viajes a Corea del Sur “salvo que sean absolutamente necesarios”.
Los ministros de Exteriores del G-8, el grupo de los grandes países más industrializados, condenaron el jueves “en los términos más firmes posibles el continuo desarrollo por parte de la República Democrática Popular de Corea de sus programa de armamento nuclear y misiles balísticos”. Los ministros criticaron “la actual retórica agresiva” del Norte, urgieron a que no cometa “más actos provocadores” y apoyaron el compromiso de la declaración 2094 de 7 de marzo pasado de endurecer las actuales sanciones contra el régimen norcoreano y tomar medidas adicionales, como pedir más sanciones al Consejo de Seguridad si lanza nuevos misiles o realiza otra prueba nuclear.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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