La policía y los manifestantes volvieron a enfrentarse este domingo en Egipto y hay por lo menos 40 heridos en el cuarto día de una ola de protestas alimentadas por el segundo aniversario de las revueltas que depusieron a Hosni Mubarak, por un lado, y por otro por la condena a muerte de 21 seguidores del club de fútbol Al Masry, como responsables de la matanza del estadio de Port Said en febrero de 2012. La oleada de violencia dejó entre viernes y sábado al menos 46 muertos, principalmente en Port Said y Suez, dos ciudades en las que el Ejército salió a la calle por orden del Gobierno. Los heridos en todo el país suman ya más de 400. Aunque los disturbios del domingo han sido de menor intensidad que los de días previos, la facción política de los Hermanos Musulmanes, que apoya al presidente Mohamed Morsi, le ha pedido a este que declare el estado de emergencia, para estabilizar la nación.
Este domingo se celebraron los funerales de los 37 fallecidos en los disturbios de Port Said. Durante las exequias, en la mezquita de Maryam, unos desconocidos abrieron fuego contra los congregados, provocando varios heridos. En El Cairo, la capital, hasta primeras horas de la mañana, los manifestantes y las fuerzas de seguridad han librado una batalla con piedras, cócteles molotov y gases lacrimógenos en las inmediaciones de la sede del Gobierno y el Ministerio del Interior. Los altercados han provocado decenas de heridos, pero hasta el momento, ninguna víctima mortal. Los hoteles de la zona, entre los más conocidos de la capital egipcia, han recibido órdenes de las autoridades de cerrar sus puertas, y no dejar entrar ni salir a nadie.
Los enfrentamientos han puesto de relieve la fragilidad de la joven democracia egipcia, y de su Gobierno, liderado por Morsi, quien ganó las elecciones en junio del año pasado y que se enfrenta ahora a una oposición unificada en contra de sus reformas de corte islamista. Ante el levantamiento de los opositores, el caos en Suez y los disturbios en Port Said, los Hermanos Musulmanes, una agrupación en la que Morsi militaba antes de ser primer ministro, le han pedido a este que no deje pasar ni un minuto y que imponga el orden por la fuerza.
Mohamed Ibrahim Al Beltagis, secretario general del Partido Libertad y Justicia, la rama política en Egipto de los Hermanos Musulmanes, ha exigido en un mensaje difundido en la red social de Facebook que Morsi demuestre “fuerza y determinación” para atajar lo que ha calificado de “vandalismo”. “Su deber es intervenir inmediatamente para atajar este vandalismo con todos los medios legítimos autorizados por la Constitución, incluyendo la declaración del estado de emergencia, si las circunstancias así lo requieren”, ha dicho.
Por su parte, la oposición laica, unida en el llamado Frente de Salvación Nacional, le ha exigido a Morsi que anule la constitución que aprobaron las urnas en diciembre, que establece que la ley islámica es la base de cualquier nueva normativa. También le exige que forme un Gobierno de unidad nacional hasta que lleguen las elecciones parlamentarias de abril. Si no lo hace, el Frente ha dicho que boicoteará los comicios, con la intención de deslegitimarlos. La participación en el referéndum constitucional fue sólo del 32,9%.
Las fuerzas armadas han intensificado además el control del Canal de Suez, una arteria comercial que le reporta a Egipto unos ingresos de 320 millones de euros mensuales y que discurre precisamente por tres de los focos de la violencia: Port Said, Ismailia y Suez. Egipto se halla en una situación económica extremadamente frágil, con la cotización de su moneda en caída libre y unos crecientes índices de pobreza. El índice principal de la bolsa de Egipto cayó un 1,7% en el inicio de la sesión de este domingo, debido a la venta de acciones por parte de inversores.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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