Home » entretenimiento » Entre Bloomberg, la Soda y Yo, me Estoy Poniendo Más Gordo?
Por Jose Zabala
Vivo en la ciudad de New York, donde una de sus encantos es elegir,
entre un mar de opciones, lo que verdaderamente uno prefiere hacer,
una ciudad de normas, leyes y culturas diversas, donde ha prevalecido
por siglos la democracia social y económica. Jamás pensé que me iba a
llegar a preocupar por las imposiciones y/o restricciones que
pretenden imponer las autoridades oficiales para el consumo de un
producto.
Desde hace cierto tiempo estoy sintiendo que se han venido
estableciendo regulaciones hacia las costumbres de los habitantes de
NY. Esta vez le toca a la soda, que es la bebida gaseosa de mayor
consumo en el mundo, y simplemente por una dinámica o estrategia
basada en la salud, el alcalde, quiere regular mi consumo de esta
bebida, estableciendo limitaciones en cuanto a su cantidad y
contenido.
Hasta cierto punto entiendo la preocupación del sector oficial de
controlar el contenido de productos de consumo, por razones de salud,
pero considero que la decisión final debe ser del consumidor. En
verdad me resulta inquietante porque poco a poco me quieren coartar la
libertad de elegir, que es precisamente de las cosas más atractivas de
esta ciudad, en donde ha reinado el libre albedrío en sus residentes y
el respeto basado en la constitucionalidad.
Hoy me preocupa lo que el alcalde de NY está tratando de hacer con la
soda, la cual he disfrutado a plenitud por más de 40 años, mañana
pudiera ser el pollo, la manzana, el hot dog, el agua, la pizza y así
sucesivamente. Creo que basados en el tema de la salud, poco a poco se
pueden ir apoderando de mi derecho a comprar y consumir un
determinado producto.
Entiendo las razones de salud de Michael Bloomberg en querer regular
la soda en tamaño y calorías, pero no entiendo porque no comienza una
campaña publicitaria educativa que me permita distinguir los pros y
los contras de determinados productos, y así tener la capacidad de
decidir por mi mismo. Como newyorkino sé que para otros productos
existen advertencias que me permiten elegir, y me pregunto, porque no
se hace lo mismo con la soda.
Otros aspectos significativos que podría afectar esta imposición al
consumo de soda es el turismo, el cual acude masivamente a la capital
del mundo, y una de las motivaciones es precisamente la libertad que
le brinda esta gran ciudad al consumidor para elegir libremente por
cuestión de oferta y demanda, como ciudad perteneciente a un país
altamente democrático, claro está todo en apego a las leyes
previamente establecidas. En mi humilde opinión, de acuerdo como veo
las cosas, si seguimos imponiendo normas al derecho de elegir
estaríamos implantando una dictadura de consumo.
Ya por último, me resulta contradictorio que prohiban elegir una
buena soda, sin embargo en tiempo de elecciones políticas digan que
tengo derecho a elegir con expresiones como las siguientes a la orden
del día:
• Si se puede!
• Si ves algo di algo
• Si no votas, votan por ti
• Tienes derecho a elegir y ser elegido
Total, no quiero pensar que estas frases sean una retórica para
conseguir votos en las próximas elecciones…mejor prefiero preocuparme
para que los residentes, turistas y yo podamos seguir disfrutando de
una soda de calidad en tamaño y sabor. Y pensar que hay cosas más
importantes que pueden afectar la salud y sin embargo no se le está
prestando la debida atención. www.zabalaaldia.com
From Bloomberg, Soda and I, I'm getting Fat?
By Jose Zabala
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