Según mi experiencia estos son los errores más comunes que se cometen con los niños:
1-Abrigarlos en exceso. No porque nosotros tengamos frio, quiere decir que los niños también lo tengan. Una buena guía para conocer la temperatura de los más chicos puede ser tocarles el cuello, las piernas o los brazos.
2- Creer que es malo que los niños pequeños duerman con los padres. Algunos especialistas sostienen el beneficio que reporta este hecho: facilita la lactancia materna y afirma los lazos emocionales. También se ha evidenciado que aquellos niños que compartieron camas con sus padres eran más optimistas y tenían menos números de rabietas. Lo malo de esto, es que los papás dormimos pésimo.
3- Dejar llorar a los niños. El llanto del bebe o niño pequeño es normal ya que es la única forma del bebé de comunicarse y obtener respuesta. El hecho de negarle la ayuda que solicitan, puede tener consecuencias emocionales a largo plazo.
4- Obligarlos a dormir a una hora definida y estricta. Es cierto que hay que mantener ciertos horarios para dormir, pero hay que tener en cuenta una serie de factores como: la época del año en que se encuentre, la edad del niño, la cantidad de actividad diaria y la cantidad de actividad que se esté desarrollando a su alrededor a esa hora (no se puede obligar a dormir a un niño si todos los demás están despiertos y haciendo ruido). Lo importante es que duerma toda la noche.
5- Obligarlos a comer. Obligar a los niños solo sirve para hacerlos sufrir y para que odien más la comida. Lo que se debe hacer es retirar el plato y no ofrecer nada más hasta la próxima hora de comer. Si hay alimentos que rechaza, trata de cocinarlos de manera diferente a la vez anterior.
6- No dejar que se ensucien. El que los niños jueguen y que se ensucien es bueno para su desarrollo, ya que aprenden a entrar en contacto con el mundo que los rodea.
7- Creer que los hijos pueden ser nuestros amigos. No es bueno ponerse a la par con los hijos, ya que ellos necesitan un patrón a seguir que les de guía y seguridad. Esto no quiere decir que los padres no puedan conversar con confianza con sus hijos o jugar con ellos, pero sí que los niños sepan que hay un límite que no se debe cruzar.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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