Un hispano será el primer condenado a muerte en Texas que no podrá elegir el menú de su última cena, como era la costumbre en la antesala de la ejecución, por considerar que se trata de un privilegio "inadecuado".
Según el director ejecutivo del Departamento de Justicia Penal de Texas (TDCJ), Brad Livingston, la decisión responde a un reclamo hecho por el legislador estatal John Whitmire, presidente del Comité de Justicia Criminal del Senado, quien calificó de "extremadamente inadecuado" brindar tal privilegio a una persona sentenciada a muerte.
"Me parece que la preocupación del senador Whitmire, en relación a permitir a los reos condenados a la pena capital elegir su última cena, es válida", expuso ayer Livingston al informar los cambios.
El TDCJ explicó hoy a Efe que de ahora en adelante los reos a ser ejecutados recibirán como última cena la misma comida que se prepare para el resto de los internos en la unidad carcelaria.
El primer reo al que afectará el cambio será Frank García, cuya ejecución está programada para el próximo 27 de octubre.
García fue encontrado culpable de asesinar en 2001 a su esposa en presencia de la hija de ambos y de disparar al oficial de policía que respondió al reporte por violencia doméstica en el lugar de los hechos produciéndole también la muerte.
El último reo que tuvo la oportunidad de elegir su última cena fue Lawrence Russell Brewer, ejecutado el miércoles pasado por asesinar en 1998 al afroamericano James Byrd Jr., un crimen motivado por odio racial.
Brewer pidió dos milanesas de pollo, una hamburguesa con triple carne, queso y tocino, quingombó frito, una libra de carne a la barbacoa, tres fajitas, una pizza, helado y una tableta de caramelo con cacahuete.
Los oficiales de la prisión informaron que Brewer no probó bocado alguno.
Hasta el miércoles pasado, los condenados a muerte elegían el platillo que les era servido un par de horas antes de ser trasladados a la cámara de la muerte para suministrarle la inyección letal.
La elección del menú había sido parte del protocolo anterior a la ejecución, y de acuerdo con Jason Clark, portavoz del TDCJ, el platillo más solicitado hasta ahora habían sido las hamburguesas con queso.
El menú era elegido un par de días antes de la fecha fijada para la ejecución por los reos, que informaban a los guardias de su selección al tiempo que indicaban cómo querían que se dispusiera de su cuerpo después de recibir la inyección letal.
En el caso de los reos extranjeros, muchos buscaban establecer por última vez un lazo con su país natal, y algunos mexicanos, como Humberto Leal, ejecutado el 7 de julio por la violación y asesinato en 1994 de una mujer, pedían tacos de carne asada para el último bocado de sus vidas.
Clark mencionó que los cocineros de la cárcel buscaban cumplir con la petición de los reos, aunque siempre dentro de los límites de lo razonable.
"Únicamente se servía comida que estuviera disponible en la cocina de la prisión, y en porciones razonables, siempre", expuso.
Sin embargo, al senador Whitmire le pareció exagerada la petición de Brewer y decidió exponer su rechazo a esta práctica a la directiva de TDCJ.
Actualmente hay cinco reos con fecha de ejecución en Texas, de los cuales tres son hispanos.
El menú de la última cena era ampliamente reportado por los medios de comunicación como parte del procedimiento en el penal de Huntsville, donde se llevan a cabo las ejecuciones en Texas.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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