New York, por, Lissette Garcia,
Nunca digas que el pasado es mejor que el presente, cada dia tiene su propio encanto, tú eres quien decides el color que ha de tener, tú serás quien marques tu destino, pues las acciones de hoy serán el resultado del mañana, si es que tenemos la dicha y la honra de estar vivos, pues nadie sabe cuando ha de partir. Siempre hago hincapié en este punto porque todos en cierto modo olvidamos que un dia habremos de partir, pues nadie tiene derecho a la eternidad, solo Dios lo es, pero en el afán y el trajín del diario vivir la mente se nos entumece y pretendemos ser quienes jamás seremos, nos vamos llenando de agonías, de esas que te brinda el mundo y la sociedad en ese afán nos dejamos vencer cayendo como esclavos ante un sin número de consecuencias inevitables producto de los errores cometidos, no nos damos cuenta que perdemos el tiempo queriendo obtener riquezas para vivir bien, cuando en realidad dejamos de vivir cuando las obtenemos.
Cuando viene la tan ansiada prosperidad con ella llegan las preocupaciones, pues empiezas a sentir que lo que tienes no es suficiente, que aun puedes obtener más o simplemente ya no consideras que aquel con quien compartías cuando nada tenias este a la altura de tu nuevo rol, no porque tu lo pienses, sino mas bien porque así lo establece ese nuevo nivel de vida y ya no te debes a ti sino al qué dirán los demás prefieres olvidar a quien compartió contigo tus penas, que también eran suyas, mas hoy eso se olvida. Las tendencias de la mayor parte de nosotros es olvidar mirar hacia abajo y tender la mano a quien está luchando por abrirse camino, no compartimos, nos volvemos egoístas, incluso hay quienes llegan al extremo de tronchar cualquier brecha de esperanza e ilusión a quien sea, solo pensamos en nosotros los demás no son más que solo eso, los demás.
Entonces la vida en un determinado momento se nos complica tanto y empiezan los problemas y empezamos a buscar soluciones, pero estas no dan ningún resultado y seguimos luchando, pero de nada nos vale pues seguimos en decadencia, de repente sientes que el mundo se te viene encima pues ya no puedes controlar lo que ha desencadenado tu andar, no has sabido sembrar, llenaste tu senda de vientos y ahora recoges tempestades, en ese preciso momento te ves al espejo y que ves, solo un reflejo de aquel que fuiste, ya los que reían en tu opulencia no están te han dejado solo, pues solo eran amigos de tu prosperidad. Comienzas a experimentar una sensación de lepra pues todos huyen despavoridos cuando te ven venir, jajajaja, vanidad de vanidades todo es vanidad. Te cuento algo no estás solo, pues siempre hay un motivo para dar gracias a aquel que todo nos da y si sabes pedir, el te dará aquello que tu corazón desea, mas no pienses que será en un abrir y cerrar de ojos, no, tendrás que demostrar con humildad lo arrepentido que estas, y sabes mirar que aun en aquello que pensabas era una desgracia en realidad fue una obra maestra de nuestro dador para que aprendieras a ver con el corazón y no con los ojos, pues has descubierto que es ahora cuando en realidad eres prospero, pues los que te rodean están contigo por ser quien eres y no por lo que tienes, te felicito pues eso significa que has crecido.
Mis queridos lectores les cuento que nada es tan malo en la vida, pues en cada vivencia siempre hay una hermosa lección que aprender, solo debemos abrir nuestro corazón y nuestro espíritu alimentarlo con la única luz verdadera que es Nuestro Padre Celestial, no soy Cristiana pues para serlo debemos practicar el carácter de Cristo ósea vivir en comunión con él, pero sí creo en él y en Dios padre, aclaro este punto pues lo considero de suma importancia, ya que hay tanta gente usando el nombre de Dios para comercio y confunden a la gente hablando con palabras dulces al oído pero que serán el castigo y condena que tendrán que pagar antes de marchar de este mundo, pues dice la palabra que no hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague, de que me sirve hacer este mal si he de rendir cuentas ante un tribunal, a quien engaño, al hombre y a Dios quien lo engaña. Hasta la próxima semana espero que a alguien le sirva esta pequeña reflexión.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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