Europeos y estadounidense se sientan este lunes a tratar, en la primera ronda formal de negociaciones, el ambicioso proyecto de acuerdo trasatlántico de comercio e inversión. No habrá hecho falta revisar una posible presencia de micrófonos ocultos: en medio de las quejas europeas ante las «escuchas» estadounidenses, se supone una tregua en la «guerra del espionaje».
Estados Unidos se ha comprometido a revisitar aspectos de privacidad en las cláusulas comerciales que se negocien, al tiempo que tratará en un foro aparte los asuntos de inteligencia cuestionados por sus aliados. Aunque no se esperan especiales cambios en las prácticas estadounidenses, esa apertura al diálogo en esa materia reservada ha sido el precio para salvar el comienzo de negociaciones sobre el tratado de libre comercio, cuyo boicot temporal había solicitado Francia.
Con todo, el enojo europeo se mantiene. «Una cosa es que Estados Unidos tenga acceso a casi todo lo que circula por internet, porque se lo dan las grades empresas que dominan el mundo digital, y otra pinchar cables en las embajadas de tus aliados», dice un diplomático español en Washington, que trabaja a poca distancia de la Embajada de la Union Europea en la capital estadondense.
Esta ha sido objeto de «pinchazos» electrónicos por parte del servicio de inteligencia de EE.UU., según las denuncias del fugitivo experto informático Edward Snowden.
Pero los estadounidenses hacen mayoritariamente oídos sordos a las quejas europeas. Para el editorialista de «The New York Times», «el escándalo organizado por los políticos europeos parece excesivo, como lo son sus amenazas de suspender las conversaciones para un acuerdo de comercio trasatlántico». El diario apuntaba que el espionaje de EE.UU. a sus aliados europeos pudo tener como objetivo saber la estrategia negociadora europea en ese asunto, y advertía que «no sería sorprendente saber que los europeos también han estado intentando tener inteligencia sobre la estrategia negociadora de América».
Con más sarcasmo se expresaba un editorial de «The Wall Street Journal», que echaba la culpa a los europeos por haber «idolatrado» a Barack Obama: «Quienes le dieron el Premio Nobel antes de que lograra ninguna paz están ahora desilusionados de que use drones contra terroristas, no haya cerrado Guantánamo y no haya repudiado toda política de seguridad de Bush-Cheney. Y los europeos siguen diciendo que los americanos somos ingenuos acerca del mundo».
Documentos que Snowden se llevó de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) estadounidense indican que EE.UU. utilizó sistemas electrónicos para interceptar comunicaciones de las embajadas de la UE de Washington y Nueva York con sus países integrantes. También espió en una treintena de misiones de diversos países (entre ellos tres europeos: Francia, Italia y Grecia) en suelo estadounidense, y en la sede principal del Consejo de la UE en Bruselas.
Europa también espía
Otros documentos previos de Snowden pusieron de manifiesto un par de semanas atrás que el Reino Unido había espiado en 2009 a las delegaciones que acudieron a la cumbre del G-20 de Londres, entre ellas las de sus principales socios europeos. Cuando Francia y Alemania pidieron explicaciones al «premier» británico, David Cameron, este se limitó a indicar que él no se pronunciaba sobre asuntos internos de inteligencia. Y ahí se acabó la controversia.
Esos mismos países volvieron a protestar después cuando se divulgó lo relativo al espionaje estadounidense sobre sus aliados. A diferencia de Cameron, Obama prefirió dar un paso al frente y decir que en el mundo todos los países se espían entre sí. «Para eso están los servicios secretos», dijo. De hecho, apenas 48 horas después, se desvelaba que la inteligencia francesa tiene acceso a contenidos de comunicaciones por internet, la misma práctica criticada a estadounidenses y británicos.
Para calmar las aguas, de todos modos, Obama llamó por teléfono a la canciller alemana, Angela Merkel, ofreciendo la disposición de EE.UU. a dialogar con la UE sobre cuestiones de privacidad y protección de datos.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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