Botero es política, religión, un paisaje de balcones, cerros verdes, casas hechas con tejas; visitamos su colección más grande en el mundo, y en conclusión: Botero sabe a Medellín.
Medellín es para Botero lo que Botero es para Medellín. Ambos se pertenecen, están conectados. En Medellín se respira Botero por todos lados: las calles del Centro están ataviadas con sus esculturas, mismas que en conjunto forman la llamada Plaza Botero, conformada por 20 piezas, entre ellas Adán y Eva, Mujer fumando, y Venus.
¿Cómo no engrandecer a uno de los artistas colombianos más grandes de todos los tiempo con una plaza que lleva su nombre a las afueras del museo más importante de Medellín, el Museo de Antioquia? Aquí, además, se conserva la colección más grande de sus obras en todo el mundo, tanto pinturas como esculturas.
Así es Botero, el colombiano de Medellín
Así como Botero vive en las calles de Medellín, esta hermosa ciudad vive en el corazón de Fernando Botero desde que lo vio nacer el 19 de abril de 1932. Los cerros que la rodean, los balcones que la caracterizan, y su gente colombiana, de todos los estratos sociales, se fueron tatuando en las memorias del artista, quien las plasmó a lo largo de toda su obra.
Así pues vemos en obras como La siesta, Un Pueblo, El Patio, y Mujer Leyendo la huella de aquella ciudad alegre que lo vio nacer y que contrasta enormemente con el lugar violento en el que se convirtió en los 80s y 90s, aspectos que también abarcó el artista en la exposición El dolor de Colombia, muestra que se estuvo presentando anteriormente por todo el mundo, y que muestra la violencia y horror por el que atravesó Colombia en años pasados. Éste es un aspecto muy importante que abarca su obra, quizá uno de sus cuadros más famosos es Muerte de Pablo Escobar.
Viacrucis
Después de 12 años de no haber tenido una exposición individual (más allá de la que tiene de cajón con la recopilación de sus obras), Botero para celebrar sus 80 años lleva a Medellín su última producción llamada Viacrucis, la pasión de Cristo.
La exposición, presentada por primera vez en Colombia, consta de 27 óleos y 33 dibujos en los cuales se muestran los diferentes cuadros de la Pasión de Cristo, retratado con su característico sello rechoncho y rodeado de un paisaje antioqueño: con tejados de ladrillo y montes verdes de fondo.
Es importante señalar la presencia importante del catolicismo en las obras de Fernando Botero, el cual se explica por la gran devoción que sienten en su patria por la religión, especialmente la católica, por lo que en muchos de sus cuadros veremos iglesias, curas, obispos, y en esta ocasión al mismo Cristo y María.
Sin duda, una escala básica para todos los viajeros que visiten Medellín es ésta exposición que sólo estará hasta el mes de agosto 2012.
Los "gordos" de Botero
Sin embargo no es Medellín, ni sus balcones, ni sus casas con tejados color ladrillo, lo que le da el toque personalísimo a las pinturas y esculturas de Botero; lo que lo ha hecho famoso mundialmente es su manía a pintar personas, animales y cosas obesas, rechonchas, gordas.
¿Por qué pinta gordos Botero?, es quizá una de las incógnitas más grandes en el arte; pues bien, a esta duda, el maestro contestó "Engordo a mis personajes para darles sensualidad; no estoy interesado en los gordos por los gordos", asegura.
Para el artista, la voluminosidad es su forma de darles grandeza a sus personajes, de exaltarlos y sumarles importancia. Para él el volumen es igual a la sensualidad, por ello cuando a mediados del siglo XX, cuando muchos artistas pintaban figuras abstractas, él decidió formar su propia corriente, del cual es dueño y la que lo ha llevado a ser considerado el artista colombiano más grande de todos los tiempos.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
No comments:
Post a Comment