Miles de libios huyen del drama humanitario abierto en Sirte, uno de los últimos bastiones con presencia de tropas gadafistas y ciudad natal del coronel Muamar el Gadafi, aún en paradero desconocido. A su espalda, los refugiados están dejando un panorama dantesco, carente de alimentos y medicinas, y salpicado de los bombardeos diarios de la OTAN y el combate cara a cara entre rebeldes y leales. Shams Eddine, portavoz de los sublevados citado por Efe ha informado de que han llegado ya al centro de la ciudad y han tomado varios puntos estratégicos como el puerto.
"No hay comida, no hay medicamentos, y cada noche, durante cinco o seis horas, la OTAN bombardea todo tipo de edificios", relata Sami Abderramán, de 64 años, desde la carretera hacia Sirte, a dos horas la capital libia, Trípoli. "Han muerto ciento de mujeres y niños como sin fuera animales", continúa Abderramán desde un centro de refugiados. Este libio de origen palestino calcula que en Sirte pueden haber muerto cerca de 3.000 personas.
Su hijo, Abdul Rahim, 29 años y con dos hijos, cuenta, desde el terreno y en medio de una caravana de unos 50 coches, que esperan llegar a Trípoli a lo largo del día. "El problema", señala Rahim, "es que somos cuatro familias, en total 18 personas". El joven libio confía en alojarse en casa de la gente que conoce en la capital libia. Otra cosa es el recuerdo. "No sé cuánto tiempo van a tardar mis niños en olvidar la situación que han vivido".
Diálogo con la tribu de Gadafi
Un comandante de las fuerzas del Gobierno de transición libio, Touhami Zayani, ha comunicado que están en conversaciones con los ancianos de las tribus de Gadafi para alcanzar una tregua y la salida de las familias de la ciudad. La OTAN, por su parte, ha informado de que han alcanzado cinco objetivos de los leales en Sirte y Bani Walid, otro de los bastiones gadafistas que resiste junto a Jufra y Sabha.
Otros desplazados de Sirte contactados en la carretera aseguran que la mayor parte de los edificios grandes han sido bombardeados por los aviones de la Alianza. "La gente que queda va a luchar hasta la muerte", dice uno de ellos que ha preferido no identificarse. Según su relato, hay un hospital abierto en Sirte, pero sin medicinas. No obstante, la principal preocupación de todos ellos es saber cómo está la situación en Trípoli. Su próximo destino.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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