La construcción de una carretera, que afectará a la cabecera de la selva amazónica y sus nacientes hídricas, ha enemistado al Gobierno del presidente Evo Morales con los pueblos originarios de las tierras bajas bolivianas, que ahora preparan una marcha de protesta desde la ciudad beniana de Trinidad hasta La Paz.
"La lucha es por nuestra vida, nuestros hijos y nuestro territorio, que es también de todo el pueblo boliviano, porque se trata de la defensa de la Loma Santa [Madre Tierra], del medio ambiente y de la vida", dice la declaración que fija para el próximo día 15 el inicio de la caminata.
El ministro de la Presidencia, Carlos Romero, ha invitado en vano a los indígenas ?en Trinidad y en Cochabamba? a negociar en un intento de llegar a la concertación. "Esperaremos todos los días. Queremos que nos presenten alternativas [de diseño vial]", dijo Romero.
El presidente de la Subcentral del Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), Fernando Vargas, ha afirmado que "el diálogo se cerró hace un mes, cuando los pueblos originarios dejaron de llamar al Gobierno para hacerle entender" las consecuencias negativas de una carretera por su territorio.
El proyecto vial, que Morales impulsa "sí o sí" porque cuenta con un aporte brasileño de 300 millones de dólares, es rechazado categóricamente por los pueblos originarios, ya que dividirá en dos "la casa grande" de 64 comunidades de las etnias de moxos, chimane y yuracaré para dar paso a una cinta de asfalto de poco más de 170 kilómetros de largo y 50 metros de ancho, que significará la deforestación de, al menos, 500.000 árboles, según los cálculos de la secretaría de Medio Ambiente de la Gobernación de Santa Cruz.
La deforestación es una de las principales preocupaciones de los indígenas y de los defensores del medio ambiente. El TIPNIS está situado entre las estribaciones de la cordillera andina, sabanas inundables y bosque amazónico en el corazón geográfico de Bolivia, surcado por decenas de ríos, lagos y lagunas que son sitios de desove piscícola. Es una zona considerada por investigadores como "refugio pleistocénico" y uno de los pocos lugares en el planeta que registra precipitaciones pluviales de 5.000 mm/año; tiene una alta capacidad de absorber el dióxido de carbono y producir oxígeno. "Es uno de los centros productores de ozono del continente", expresa Eddy Terrazas en un estudio técnico sobre el TIPNIS.
"La zona del TIPNIS está en la cabecera de lo que son las partes altas de la generación de aguas: el bosque genera y atrae agua a partir de la evaporación y transpiración de las mismas plantas, que producen nubes densas con bastante agua y que beneficia no solo al lugar y a Cochabamba, sino a toda la región y va avanzando por la cuenca de ríos hasta el Amazonas. Una depredación de este bosque va a generar un cambio del ecosistema y el clima de toda la región", ha explicado el presidente del Foro sobre Medio Ambiente y Desarrollo, John Zambrana.
Los líderes indígenas que viven en el parque Isiboro Sécure, ?reducido ahora a poco más de cien mil hectáreas en el trópico de Cochabamba y los llanos de Beni?, no están dispuestos a aceptar que se avasalle su territorio en contra de la Constitución que garantiza los derechos al autogobierno y autodeterminación de los pueblos originarios, derecho de proteger y aprovechar de manera sustentable los recursos del territorio, que también fue de sus ancestros, y donde atesoran lugares sagrados de su cultura.
"Nuestra exigencia es que respete nuestro territorio. Nuestra competencia es cuidar de nuestra casa y no estamos de acuerdo con que irrumpan para hacer una carretera por nuestra casa. Absolutamente no la damos, pues es la única casa que tenemos", ha manifestado el líder indígena Adolfo Moye.
La Subcentral del TIPNIS, organización indígena de las tres etnias, ha aclarado con insistencia que no está contra el desarrollo que promueve el presidente Morales. Además de los efectos adversos en el medio ambiente, los pueblos originarios temen que haya un mayor avasallamiento de los "colonizadores" que, por la experiencia en zonas aledañas, deforestan para habilitar parcelas destinadas al cultivo de hoja de coca, principalmente; además de los concesionarios madereros que explotan la rica variedad existente sin mayores políticas de reforestación. Y el otro "asunto de fondo es la exploración de petróleo que ya en 1993 empezó la española Repsol, pero tuvo que dejar pues la expulsamos del territorio", destacó el indígena Vargas.
El ministro de Obras Públicas, Walter Delgadillo, está empeñado en lograr el diálogo con los indígenas del TIPNIS que, sin embargo, son una minoría frente a un "95% de agrupaciones benianas que consideran una demanda histórica, desde 1830, la construcción de una carretera que les una al resto del país", según declaró a Radio Panamericana de La Paz.
La carretera de 330 kilómetros, tiene tres tramos. El primero y tercero en construcción fuera del parque, el segundo , que atraviesa el TIPNIS, está pendiente de concertación y de permisos ambientales.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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