Rabat - Tras el ataque bomba contra un café turístico en Marrakesh que dejó 16 muertos,Marruecos teme nuevos atentados, según reconoció el ministro del Interior, Taieb Cherkaui, citado hoy por medios locales en Rabat."Debemos estar alertas" porque el peligro a sufrir atentados aún no ha pasado, por lo que fueron reforzadas las medidas de seguridad, señaló el ministro. El rey Mohamed VI visitó el lugar de los hechos y concurrió a los hospitales en los que se encuentran los heridos.Según los investigadores, tras el baño de sangre se encontraría una rama de la red internacional terrorista Al Qaida en el norte de África. Las autoridades marroquíes sospechan que pueden producirse por parte de esta rama de Al Qaida más atentados en zonas turísticas o en edificios oficiales.La forma de proceder lleva la marca de la organización, señaló el ministro. Primero se había hablado de un atentado suicida, pero después se dijo que se trató de un explosivo detonado a distancia.Los terroristas utilizaron, según los medios, el mismo explosivo que en los atentados de Londres en 2005. La policía busca con una imagen realizada a partir de las descripciones a un sospechoso joven árabe visto con dos bolsas por dos testigos en el café Argana deMarrakech.Es posible que fuera él quien colocara la bomba en el local y después se diera a la fuga. Hace unos días, supuestos miembros de la organización Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI) amenazaron en un mensaje de video en Internet con atentados en el país norafricano, justificándolos por la represión que llevan sufriendo durante años los islamistas en Marruecos.Hasta ahora, 13 de los 16 muertos pudieron ser identificados: se trata de siete franceses, dos marroquíes, dos canadienses, un holandés y un británico. De los 25 heridos, 14 continúan hospitalizados.El ataque se produce en un marco de reclamos prodemocráticos que exigen que el rey Mohamed VI anuncie reformas constitucionales que recorten sus poderes a favor de un aumento del margen de acción del parlamento.Grupos defensores de los derechos humanos expresaron mientras tanto sus temores a que el baño de sangre pueda desencadenar una ola de persecuciones a islamistas por parte de la policía, como ocurrió tras los atentados de Casablanca en 2003, que dejaron 45 muertos. Entonces, miles de sospechosos fueron detenidos.Lissette Garcia RosasSinEspinas
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