Depositos de agua en lugares estrategicos son colocados en la frontera de Mexico, para evitar desgracias

TIJUANA, 26 de abril.— La temporada de calor apenas inicia y el Grupo Beta del Instituto Nacional de Migración (INM) recorre las rutas para cruzar a Estados Unidos en el desierto de Tecate, en la cuesta de la Rumorosa.

Depósitos de agua son colocados en puntos estratégicos del desierto, con el fin de que los migrantes puedan abastecerse del líquido antes de cruzar la línea fronteriza.

“Los depósitos son permanentes, en la zona se les está dando constante mantenimiento; se están reparando, ya que son dañados a veces por los traficantes de personas para que la gente, en un momento dado, no pueda abastecerse de agua o intente regresar”, relata un integrante del Grupo Beta Tecate.

Tres de seis depósitos han sido atacados, por ello es necesario repararlos y llenarlos cada tercer día.

En total, se utilizan 30 garrafones de agua por mes, de abril a octubre, lo que representa cuatro mil 200 litros del líquido durante la temporada.

La temperatura alcanza entre 40 y 50 grados en mayo y junio para hacer del desierto un verdadero infierno, “cuando hay aire, está un poco relajado; pero cuando no, está sofocante”, señala el funcionario quien prefiere guardar el anonimato por cuestiones de seguridad.

Cuando los depósitos no son totalmente destruidos, son reparados por los mismos rescatistas, quienes improvisan con algunas herramientas para rehabilitar las estructuras de madera antes de llenar de nuevo los tambos.

Cuando el daño es mayor, es necesario esperar a que se asigne presupuesto para volverlo a colocar.

Sin embargo, hacen falta más depósitos de este tipo, debido a que el reforzamiento de la vigilancia y los ataques de los polleros han modificado las rutas hacia zonas más extremas y peligrosas.

“Estamos actualizando la ruta del migrante, hemos encontrado tres puntos en los cuales teníamos que poner tres depósitos más”, señala el coordinador del grupo.

La constante presencia de la Border Patrol, la colocación de detectores de movimiento y la vigilancia área de los aviones no tripulados en la franja fronteriza, han hecho que los migrantes eviten ser detectados.

Una choza de ocotillo construida rústicamente sirve como refugio, hay algunas cobijas, recipientes de agua y latas vacías, destacan restos de esponja, proveniente de forros de sillones y colchones. Las esponjas las utilizan como zapatos, se los ponen en el pie para no dejar huellas, señala el coordinador Beta.

Ahí esperan hasta encontrar el momento de cruzar la línea ubicada a unos 200 metros, aunque para llegar al primer poblado americano caminan entre tres y cuatro días.