Abiyán (Europa Press).- La principal ciudad de Costa de Marfil, Abiyán, seguirá siendo un lugar peligroso durante semanas aunque el arresto del presidente saliente, Laurent Gbagbo, acerca un poco más la paz al país. Las celebraciones por la detención de Gbagbo por parte de las tropas leales al presidente electo, Alassane Ouattara, se acabaron este lunes tanto por el cansancio, tras cuatro meses de protestas originadas en las elecciones presidenciales de noviembre, como por el miedo.
Durante semanas, los aliados de Gbagbo armaron con fusiles de asalto Kalashnikov a bandas de jóvenes y les exigieron defender su país. Después de aterrorizar a barrios enteros, los jóvenes pertenecen ahora al bando perdedor, no tienen líderes y son ahora si cabe más peligrosos. "Nuestro trabajo no ha terminado todavía", indicó Tahirou Sanogo, miembro de uno de los muchos grupos parapoliciales armados que se han creado para proteger a los habitantes de distritos favorables a Ouattara ante las incursiones de los jóvenes leales a Gbagbo.
Por otro lado, el Programa Mundial de Alimentos (PAM) señaló este martes que ha suspendido los vuelos a Abiyán debido a los riesgos para su personal. Gbagbo, que se negó a abandonar el poder a pesar de perder las elecciones presidenciales --cuyos resultados fueron certificados por Naciones Unidas--, fue detenido ayer tras semanas de conflicto armado en las calles de Abiyán.
Ouattara utilizó este lunes por la noche su primer discurso tras el arresto del presidente saliente para instar a la población marfileña a que se abstenga de perpetrar ataques vengativos y se comprometió a llevar ante la justicia a los responsables de un conflicto que ha dejado más de 1.500 civiles muertos.
Prosigue el conflicto
Sin embargo, el bastión de Gbagbo de Yopougon no atendió al llamamiento del presidente electo y este martes se encontraron los cadáveres de catorce jóvenes que fueron tiroteados durante la noche. "No sabemos quién lo hizo", lamentó un ciudadano local, quien agregó que las bandas armadas seguían vagando por el vecindario y que se necesitaban patrullas de la ONU.
En algunas partes del sur de Abiyán, la seguridad había mejorado lo suficiente como para que taxis y autobuses vuelvan a operar por las calles principales, y vuelvan a abrir algunas tiendas, según señaló un testigo de Reuters."Estoy feliz porque la paz está volviendo, incluso si los hombres armados siguen disparando ocasionalmente", señaló el ciudadano Fatouma Diaby en el barrio de Marcoury. "Ya no tenemos miedo de que los soldados luchen entre sí y de que la población se vea afectada", sentenció.
Ouattara instó a que los marfileños vuelvan a trabajar y vivan con normalidad. Sin embargo, un flujo constante de cientos de coches y autobuses con ciudadanos de Abiyán hacia el norte de la ciudad sugiere que por el momento se están trasladando a otros lugares más seguros.
El ex jefe del Ejército pide apoyar a Ouattara
El ex jefe de Estado Mayor del Ejército de Costa de Marfil, el general Philipe Mangou, ha emplazado a todas las fuerzas de seguridad marfileñas a que apoyen al presidente electo del país, Alassane Ouattara, reconocido por la comunidad internacional como el legítimo vencedor de los comicios presidencial del pasado 28 de noviembre. El general Mangou, un antiguo aliado de Gbagbo, ha afirmado, en una declaración en la televisión pro Ouattara TCI, que la Policía, la Gendarmería y el Ejército deben regresar al trabajo y "estar disponibles" para Ouattara, según ha explicado a Reuters el ayudante de campo del oficial.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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