Manolo Escobar quiso vivir. Por eso, a pesar de estar enfermo, el cantante habló con su hija, Vanessa, a las 11 de la mañana del pasado jueves. Se encontraba bien. Media hora después, Vanessa recibía la llamada de su madre: Escobar yacía en el suelo, desvanecido, Manolo había fallecido. El artista moría con ganas de saborear la vida, según explica a ABC Gabriel García Mármol, sobrino y representante de Escobar. «No dejó nada dicho ni tenía nada previsto» sobre su última voluntad. «Manolo fue absolutamente convencional, tanto es así que lo único que pone en el testamento es “todo para mi mujer”». A partir de ahora será ella, Anita Marx, quien lo gestione todo.
Manolo era cantante. Éxitos como «Viva España» vendieron más de siete millones de copias. Según explica el abogado experto en propiedad intelectual Jorge Ruel Chaves, su viuda recibirá beneficios, denominados royalties, «por los contratos que él tenga vigentes con las discográficas, así como por los derechos generados por las actuaciones e interpretaciones, gestionados por AIE». Según establece el artículo 112 de la Ley de Propiedad Intelectual, «los derechos de explotación tendrán una duración de 50 años». Una de las últimas actuaciones de Manolo fue el pasado mes de diciembre en Gerona, y durante las próximas cinco décadas, los beneficios por la reproducción de esa actuación serán para la familia.
Además de esos beneficios, que asegurarían una vida tranquila a las que Manolo llamaba «las tres mujeres de mi vida» –Anita, Vanessa y su nieta–, la propiedad del chalet en el que residía el cantante en Benidorm desde hacía más de 30 años –la vivienda fue asaltada hace dos–, pasará a ser de Anita. En el robo perpetrado en su casa los ladrones no se llevaron cosas de gran valor económico, sino recuerdos del cantante, como la llave de la ciudad de Miami, medallas de reconocimientos o una insignia que le concedió el Barcelona.
Junto a ese inmueble y el legado musical, Anita deberá gestionar un patrimonio en obras de arte que nadie se atreve a tasar. Algunos aseguran que la cifra de piezas atesoradas por Escobar asciende a 2.000, pero él mismo lo negó cuando inauguró la muestra «Una mirada española: Manolo Escobar, coleccionista», en el Centro de Arte de Alcobendas.
Empresas y pintura
Aunque el responsable de la colección y el montaje del emplazamiento, Daniel Bodas, no quiere dar información a este diario, aduciendo que en su día una redactora acudió a ver la muestra, sí facilita el catálogo. En el mismo aparecen un total de 139 cuadros, los que se expusieron entonces: «Estoy contentísimo de mi colección porque la he hecho yo, sin asesorarme», presumía Manolo. Ante la imposibilidad de contactar con Juan Manuel Bonet, entonces comisario de la exposición, este periódico se ha puesto en contacto con expertos conocedores de su obra: «Su colección tiene de todo, desde arte figurativo hasta abstracto, y de diferentes épocas, aunque predomina el arte español del siglo XX, porque le gustaba descubrir nuevos talentos». Por eso adquirió obras de Miquel Barceló cuando nadie le conocía.
Pese a que más de un millar de pinturas puede parecer un patrimonio económico de millones de euros, los expertos aseguran que «no había invertido en óleos sino en dibujos, que tienen menos valor; él se lamentaba porque sí, tenía algún Tapiés, por ejemplo, pero en papel, no un óleo». Por todo ello, aunque el patrimonio es rico en cifras, no asciende a los varios millones de euros como se puede pensar.
Manolo también poseía empresas dedicadas a diferentes negocios. Según aparece reflejado en el Registro Mercantil. Escobar era el apoderado de Doble G Management S.L., una empresa creada en 2009 con algo más de 3.000 euros; también apoderó la empresa Van de Beni S.L. a nombre de su hija Vanessa, que se fundó en el mismo año casi por el mismo capital. Inscritas en la misma dirección fiscal que las dos empresas ya citadas aparecen cuatro sociedades más en las que Gabriel García es el administrador. El sobrino del cantante figura en cuatro empresas más, un total de 10 sociedades limitadas, casi todas fundadas con el mínimo de 3.000 euros y ninguna presenta sus cuentas.
Anita deberá aprender a vivir sin su compañero durante 53 años, además de velar por el legado de Manolo. «No dejó nada previsto, es un tema que aún no nos hemos planteado», confesó su representante a ABC. Quizás ahora, después de enterrar a Escobar, su viuda se consuele ante la muestra de amor de un hombre que solo puso en su testamento: «todo para mi mujer».
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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